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Agroecología

Agricultura, ecología y sensibilidad social

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La agroecología no es sólo una forma de producir alimentos, es una nueva disciplina que suma a la agricultura tradicional otros conceptos como el cuidado del medio ambiente y el aspecto social de esta práctica tan antigua.

La agroecología es una disciplina científica acuñada en la década del setenta, es además, para quienes lo ponen en práctica, un concepto, una forma de vida, una idiosincrasia. “Definida a groso modo, la agroecología a menudo incorpora ideas sobre un enfoque de la agricultura más ligado al medio ambiente y más sensible socialmente; centrada no sólo en la producción sino también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción” define con claridad uno de los principales teóricos en agroecología, el chileno Miguel A. Altieri en su libro Agroecología, Bases científicas para una agricultura sustentable.

Esta disciplina se desmarca de la agricultura tradicional al tiempo que es una respuesta crítica al modelo de explotación actual que plantea un uso intensivo del suelo, la aplicación de sustancias químicas para el control de plagas y la alta incorporación de insumos y energías.

Uno de los principios de la agroecología es la no utilización de agroquímicos para el control de plagas. Quienes practican esta forma de producción utilizan preparados caseros o biocontrol de plagas en sus plantaciones. La agroecología sostiene que los espacios de cultivo son ecosistemas donde conviven en una cierta armonía especies animales y vegetales (las cultivadas y las que se encuentran naturalmente en el lugar). Por este motivo se hace necesario sostener dichos espacios en pos de una producción sustentable que respete el ecosistema. “Se deberían tomar en consideración la conservación de la energía y los recursos, la calidad ambiental, la salud pública y el desarrollo socioeconómico equitativo, con el fin de tomar decisiones sobre las especies de cultivos, las rotaciones, el espaciamiento en hileras, la fertilización, el control de las plagas y la cosecha”, asegura Miguel Altieri.
El planteo que realiza la agroecología supone también pensar a largo plazo. “La problemática principal de la agricultura sustentable no es lograr el rendimiento máximo, sino más bien lograr una estabilización a largo plazo. El desarrollo de agroecosistemas en pequeña escala, viables económicamente, diversificados y autosuficientes”, afirma Altieri.

Feria Agroecológica de Córdoba, un lugar de encuentro
En nuestro país esta forma de agricultura se viene practicando hace tiempo en pequeñas escalas. Desde hace algunos años cuenta con el apoyo de diferentes entes gubernamentales y no gubernamentales que, de manera paulatina y desde sus áreas, apoyan la práctica de la agroecología. Ejemplo de esto son el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con su programa Pro huerta, la Secretaría de Agricultura de la Nación, la organización de Agricultores Urbanos y diferentes instituciones de educación superior en todo el país, entre otras.

En la ciudad de Córdoba existe un ejemplo vivo de la puesta en práctica de esta disciplina: la Feria Agroecológica que se desarrolla cada quince días en las inmediaciones de la Cuidad Universitaria. Esta feria que tiene apenas unos meses, es el resultado de un largo proceso en el que se integraron en una mesa de trabajo diferentes instituciones gubernamentales, educativas y sociales con el objetivo de crear un espacio de encuentro y comercialización para los productores agroecológicos de nuestra ciudad.
En la actualidad la feria cuenta con alrededor de 60 feriantes que se presentan de manera rotativa (de acuerdo a su nivel de producción) en cada encuentro. Desde la feria están trabajando en la creación de un proceso de certificación que dé cuenta de la práctica agroecológica que realizan los productores que llevan sus cultivos para asegurarles a los consumidores el tipo de alimento que se están llevando.
La primera feria en la ciudad de Córdoba se realizó el 7 de noviembre de 2013. “Es una feria que se define como agroecológica porque es el horizonte al que vamos. Las verduras, por ejemplo sí son agroecológicas porque no tienen nada de químicos. Lo que define a todos los productos que se pueden encontrar en la feria es que se producen dentro de la economía familiar o economía social, que son caseros, que no usan conservantes, que tratan de ser amigables con el medio ambiente”, cuenta Beatriz Giobellina, integrante de la Mesa de Trabajo de la Feria.
Por feria participan entre 35 y 40 feriantes que llevan sus producciones para comercializar. Hay una gran variedad de productos elaborados como tortas, galletas, fideos, etc. pero también hay puestos que venden verduras. El puesto “más grande” (por el nivel de producción) es el de la Cooperativa San Carlos que vende un bolsón de verduras que contiene hojas, papas, repollo, pimientos, paltas, zapallo, etc. y además, vende por kilo. “Nosotros hacíamos producción tradicional y hace tres años cambiamos y comenzamos con la agroecología. La Facultad de Agronomía nos propuso comenzar con esta forma de producción y así comenzamos. Producimos 4 hectáreas, somos dos familias que producimos así”, relata Marcos Córdoba integrante de la cooperativa.
Otro de los feriantes, Gonzalo, es estudiante de Agronomía de la UNC y cuenta cómo produce: “no uso productos químicos, para lo que es control de plagas lo hacemos con preparados caseros, naturales ya sea para eso o para el abono”. Justamente a eso se dedica Luciana de Calamuchita: “hago fertilizantes y repelentes orgánicos, con material de campo con ruda, romero, ortigas y agua de lluvia se llaman purines”, explica.
Otro de los principios sobre los que se basa la puesta en práctica de la agroecología, y de esta feria en particular, es la Economía Social, una disciplina económica para la cual la justicia social debe ser uno de los objetivos de la actividad económica. Esta corriente plantea la importancia del asociativismo, de la formación de cooperativas de trabajo, del desarrollo sostenible, se pone de relieve la importancia de la persona y del objeto social por sobre el capital. Asimismo, plantea el concepto de precio justo que es aquel al que se llega por un acuerdo con el cliente y que le permite al productor llevar una vida digna.
Basados en esta corriente es que esta feria no sigue con la lógica comercial (oferta y demanda) que tienen otros espacios de comercialización y uno de los aspectos fundamentales en este sentido es la formación de precios. “En relación a los precios preferimos que la regulación la dé la propia feria, que se pongan de acuerdo entre los feriantes o no y que cada uno saque su precio de acuerdo a lo que considere que es justo por su trabajo, tratamos de que no haya intermediarios para que sea después el consumidor el que decide si compra o no”, expone Mario Barrientos, profesor de la Facultad de Ciencias Agropecuarias UNC e integrante de la Mesa de Trabajo de la Feria. En este sentido, el Ing. Carlos Zárate del INTA Pro huerta asegura: “La feria agroecológica también es un espacio de encuentro, no sólo de venta.”

 Opiniones en territorio

La Dra. Arq. Beatriz Giobellina, profesora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba, forma parte del Pro Huerta e integra la mesa de trabajo interdisciplinaria que dio origen a la Feria Agroecológica en la ciudad de Córdoba. “Hay toda una filosofía en torno a la agroecología que hace que tenga unos valores más allá del costo de los alimentos, tiene valores sociales en relación al valor del trabajo comunitario, a la importancia de conocer al que produce, de saber qué es lo que estamos consumiendo”, explicó la Dra. Gioellina a revista InterNos.

Por otro lado, Mario Barrientos, profesor de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba e integrante de la mesa de trabajo de la Feria Agroecológica dice que es necesario además diferenciar entre los alimentos agroecológicos y los orgánicos ya que los primeros suponen un cambio más profundo relacionado a las formas de producción, pero también teniendo en cuenta la dimensión social de esa tarea de producción.

“La producción agroecológica incluye la parte ecológica como la orgánica pero también la cuestión social, que sea el productor familiar el que la lleve a cabo, con sus propias manos. Se suma a lo ambiental la cuestión social, política, ética y económica. No es un negocio planteado de forma empresarial a gran escala sino que es un cultivo familiar que ayuda a que el productor tenga un modo de vida digno a partir de su propio trabajo y que sea propietario de su propio trabajo”, explica.

Mariana Jaime, miembro del movimiento Agricultores Urbanos de Córdoba amplia el concepto sumándole una perspectiva política y económica. “Para nosotros la agroecología es buscar un equilibrio social, económico y ambiental. Apunta también a la diferencia de las clases sociales porque si se lograra que el productor y el consumidor se pusieran de acuerdo ninguno de los dos estaría sacando provecho”, argumentó.

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