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Edición 31

Glosario, valores y algo más

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No ha sido  un año fácil. En el glosario de términos de este 2016 vamos a guardar algunas palabras que escuchamos en los medios y en las reuniones de trabajo, de familia: inflación e inseguridad (el orden de los factores no altera el producto); clima incierto (en la acepción meteorológica del término); baja actividad económica, estanflación o retracción de las ventas -de la demanda-, con enfriamiento de la economía -ahora hablando del clima económico-; precios bajos o altos, dependiendo de cuál sea el parámetro; riesgos de pérdida de empleo, canasta básica de alimentos, línea de pobreza y de indigencia, INDEC; insatisfacción y hay más.

Alguna vez debo haber dicho que, en líneas generales, los que estamos en este sector somos optimistas naturales. Me explico.

En un país como el nuestro, en el que las políticas económicas nos convierten en economistas a todos, hemos aprendido a sobrevivir a los cambios y a las crisis. Y los actores del sector, echan un pie a tierra todas las mañanas –a veces el piso queda tan lejos, ¿no?- y ya empiezan a generar ideas en base a información. Y no me refiero a “información de núcleo duro” respecto de estadísticas, porcentajes de incremento, contribución marginal (margen entre precio de venta y costo, y este dato debería ser cada vez más relevante en el trabajo de los operadores de mercado), costos, tasas de interés, variación de la relación peso/dólar estadounidense, ni nada de todo lo que gotea en torno a estos datos. No.

Los operadores del mercado de productos frescos, frutas y hortalizas por supuesto, realizan esta práctica de “conformación de cuadro mental” de estadísticas y volúmenes, de precios en producción y en el mercado y de contribución marginal con costos variables y fijos, en ambos casos, crecientes. Todo eso … ¡en menos de una hora!

Y para mí, esto es mágico porque ni aunque quisiera podría aprenderlo de la forma en que lo hacen los actores principales de la frutihorticultura del país y del mundo, conjugando conocimiento intuitivo con variables económicas en un mercado de “casi” libre competencia.

Días pasados, leía una nota en la que el entrevistado decía que la libre competencia no tiene reglas parejas y que es una muestra de hipocresía, y yo creo que ésta puede ser una verdad a medias o la relación de medias verdades. Y la pregunta cabe para los operadores de los mercados de un producto que, en sí mismo, es una bomba de tiempo. En los mercados de abasto, ¿hay libre competencia? ¿La libre competencia tiene reglas? Y si las tiene, ¿son parejas? ¿Hay hipocresía? No contesten, son solo preguntas retóricas para llevar el hilo del escrito.

Muchas veces sí, muchas veces no. Es difícil construir desde la lógica de la libre competencia más absoluta. Siempre hay condicionantes, pero en general, el mercado manda en las ganancias y en las pérdidas. Entonces, si el concepto líder en una transacción de mercado es únicamente el dinero y desaparecen los valores, como por ejemplo la legalidad, entonces, nos acercamos a la peligrosa justificación de un estado de valor único –y no en términos monetarios- constituido únicamente por el dinero. Traducido: si me dejás la platita llevate lo que quieras.

El término legalidad está relacionado con el cumplimiento de las disposiciones normativas que rigen una sociedad en un momento determinado. No siempre el incumplimiento de la ley es delito, pero siempre es ilícito y eso hay que tenerlo en cuenta.

La moraleja de esta construcción teórica sobre el glosario de términos, la realidad argentina, el mercado, los valores y la libre competencia es que, no importa cuántos “agoreros” o “pájaros de mal agüero” haya cada día, siempre hay una oportunidad que el mercado te brinda. Sólo hay que saber descubrirla y trabajar respetando los valores que nos han inculcado, aunque algunas veces debido a las circunstancias, los tengamos que meter en el bolsillo de atrás del pantalón.

Y como estamos a fin de año, aunque no fue un año fácil, hemos vivido y llegado hasta acá con la esperanza de que podemos vivir mejor y que tenemos con qué hacerlo. Y ello no depende de un gobierno, muchas veces depende de nosotros mismos. Así que, haciendo gala de este “espíritu navideño” que surca el aire en estos días, aprovechemos para perdonar y perdonarnos. Es sano y necesario.

¡Feliz Navidad y el deseo de un gran 2017 para todos!

 

Carlos Otrino

Secretario

Mercado de Productores & Abastecedores de Frutas, Verduras & Hortalizas de Santa Fe S.A.

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