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Edición 31

Naranja para el mundo

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La naranja es sin duda una figura repetida en la mesa familiar. Se estima que los argentinos consumimos más de 13 kilos por habitante por año sólo de fruta fresca. Según lo informa el Ministerio de Hacienda en sus informes de cadenas de valor 2016 para cítricos, el consumo local tiende a la suba. Sin embargo, los registros indican que su consumo ha ido decreciendo: de superar los 20 kg por habitante anual en los ‘80, se redujo a un promedio anual de 15,2 kg por habitante en la década de los ’90.  La naranja es el cítrico más producido en el mundo.  Brasil es el principal productor con una participación del 25% en el mercado. Le siguen EE.UU. (11%) y China (10%). La cuota de Argentina en el mercado mundial es relativamente baja, a pesar de esto, aparece como uno de los oferentes del Hemisferio Sur por su contra estación.

Normalmente, el mercado interno absorbe el 66% de la producción total, las exportaciones representan el 10% y la industria el 24% del total.  Sudáfrica es uno de los principales productores y exportadores en la misma latitud que Argentina y, por lo tanto, uno de los principales competidores de la producción local. En 2014 la producción de naranja fue de 1 millón de toneladas, mostrando un aumento del 19% respecto de 2013 según datos publicados por el Ministerio de Hacienda  y Finanzas públicas en noviembre pasado.  Según Senasa en 2015 se lograron 1.022.000 de toneladas. Sin embargo, la exportación argentina de naranja viene disminuyendo desde 2007, cuando alcanzó casi las 200.000 toneladas. En el 2013 se despachó menos de la mitad, 79.772 toneladas y en el 2014 75.199 ton (-6% interanual). Si bien la mayor concentración de fruta se encuentra en las provincias del NEA - Entre Ríos, Corrientes y Misiones- la localidad bonaerense de San Pedro sigue siendo un referente productivo y sobre todo, fuerte en la localización de empaques para la exportación del fruto nacional.

Desde InterNos estuvimos visitando la localidad bonaerense para ver de cerca la naranja que se despacha al resto del mundo. San Pedro se encuentra a 164 km de Buenos Aires y a 141 km de la ciudad de Rosario, ambos por la Autopista Buenos Aires - Rosario.   Históricamente ha sido reconocida por su producción frutícola tanto de cítricos como de frutas de carozo.  Si bien sigue siendo una zona importante, en los últimos 20 años se ha ido reduciendo drásticamente la superficie plantada con naranjas en la zona (ni hablar del durazno).  De las más de 16 mil hectáreas de naranjas que se estimaban  en los 90´  hoy solo quedan 1800 según lo informan los productores.  “Yo de chico recuerdo que vos veías quintas por todos lados. Entrabas a San Pedro y sentías el olor a azahar, era muy particular… hoy debe quedar el 10% de eso”, se lamentó  Federico Morresi, productor y empacador de la firma Morresi Fruit a quien visitamos en nuestro recorrido.

Según el relevamiento realizado por la Agencia de Extensión Agropecuaria del INTA San Pedro en 2013, la superficie frutícola actual correspondiente a cítricos era de 1964 hectáreas.  Casi el 94% se corresponde a naranjas.

Por supuesto que esta disminución en superficie también da cuenta de la desaparición de los productores. De casi  1000 productores contabilizados en la década del 70 dedicados a cítricos y pepita hoy se relevan tan solo 113 empresas productivas.  De hecho, la Cámara de Productores y Empacadores del Norte de la Provincia de Buenos Aires,  más conocida como CAPROEM, integra a unos 60 productores en total en toda la zona. La rentabilidad es un gran problema. “Antiguamente un chacarero con 20 hectáreas de fruta vivía bien con su familia. Hoy no”, dicen los productores.  Eso ha hecho que muchos productores, quizás los más jóvenes, se hayan corrido hacia producciones más redituables como las oleaginosas. “Yo dejo que mis hijos hagan, ya delegué…pero me guardo un par de hectáreas con duraznos y naranjos porque son mi pasión, mi debilidad”, nos decía Jorge Taurizano, productor de la zona quien también nos abrió las puertas de sus campos en nuestra visita. El amor por la fruta traspasa su andar. En nuestro camino nos enseñó a cortar la naranja del árbol sin romper el pedúnculo y nos dio una clase express de poda de durazno. “Acá muchos productores arrancaron plantas. Y eso ya no se renueva. Uno cuando planta lo hace para 30 o 40 años y el mercado es muy cambiante. Una vez que arrancaron es raro que vuelvan a plantar”, dice Jorge.

El naranjo es una especie tropical y demanda mucha luz. Normalmente los campos necesitan no más de 1000 – 1200 milímetros de lluvia anual. Estas condiciones se dan en San Pedro. Si bien es una planta que requiere agua, en exceso comienza a presentar problemas. No soporta las heladas. Es muy sensible al viento y por eso las plantaciones necesitan  los cortinados de árboles.  En cuanto al suelo prefiere los arenosos y se obtiene mucho mejor asexualmente, de manera indirecta por injerto.  A partir de los 3 o 4 meses es posible trasplantar la planta del vivero al campo. Depende del productor y su sistema de trabajo, puede variar la cantidad de plantas por hectárea. Al  alcanzar los 3 o 4 años, el árbol está en posibilidades de comenzar su producción aunque su nivel óptimo se logra a los 6 o 7 años de producción.  Todo esto nos cuenta Jorge Morresi de camino a “La pionera”, su primera quinta de naranjos.  “Yo puse todas esas plantitas acá con mis propias manos… cada árbol que ven ahí… ya ni me voy a acordar del año”, nos señala desde el auto mientras llegamos.   Jorge no quiere salir en las fotos.  El también ya delegó mucho en sus hijos. Pero del campo se encarga él.  Morresi recuerda que compró su primera quinta de duraznos al fiado. “Eran otras épocas” dice.

MFruit SRL es hoy la empresa familiar que constituyó con su esposa Norma y sus hijos Matías y Federico. Matías está a cargo de la comercialización y Federico en el empaque. Entre todos llevan adelante una de las empresas referentes de la zona, con un empaque propio de 2800 m2 cubiertos y una línea de maquinarias de última tecnología que permiten procesar entre 10 y 13 toneladas  de fruta por día (dependiendo de si es naranja o mandarina). La misma planta cuenta con 1000 m2 de cámaras frigoríficas en donde además se hace el proceso de desverdización (o maduración) de la fruta.  El empaque cuenta con su propia balanza fiscal y brinda servicio a otros productores para la exportación de fruta. “Nuestra ubicación es estratégica, estoy a 30 cuadras del puerto de San Pedro y muy cerca de Rosario y Buenos Aires”, asegura Federico Morresi.  Si bien prestan servicio de empaque y comercialización, los Morresi apuestan siempre a su propia producción. Allí se juegan su nombre.  Hoy tienen alrededor de 200 hectáreas de Naranja en San Pedro, aunque no están todas en producción. Además en Entre Ríos trabajan otras 200 de mandarina.

La caída de las exportaciones que se registra desde el 2010 por la falta de precio internacional ha hecho que los Morresi vuelvan al mercado interno. “Nuestros costos son altos y no competimos en precio con el resto, por eso el mercado interno se vuelve más rentable. Hoy estamos 80% exportación y 20% mercado interno”, nos explica Matías Morresi. En el informe de estudio de la cadena de valor publicado por CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) en torno a la citricultura, se explica que si bien parte de las causas hay que buscarlas en la crisis internacional que impactó en la demanda europea, gran parte de la caída se debe también al crecimiento del principal competidor argentino: Sudáfrica.

Según CAME,  a diferencia de lo que ocurre en la Argentina, el país africano viene aplicando una política activa de exportación de naranjas en los últimos años, realizando buenos tratados comerciales, estimulando las inversiones, donde incluso se destacan inversiones realizadas por una de las principales citrícolas argentinas. Actualmente Sudáfrica es el tercer país que más naranjas exporta detrás de España y Egipto. A su vez, el gran mercado mundial de cítricos dulces es Rusia y Sudáfrica su principal abastecedor, restando espacio a los productos argentinos. Como consecuencia del aumento en dólares de los costos internos, la creciente incidencia del costo logístico (básicamente fletes), y el atraso cambiario, entre otros aspectos, las naranjas argentinas se han vuelto menos competitivas en los mercados internacionales. Otro aspecto a tener en cuenta, resalta el informe, son los cambios en los patrones de consumo de cítricos frescos. Algunos estudios afirman que la tendencia global es consumir más mandarina que naranjas en fresco, básicamente su facilidad para ser pelada.

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