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Edición 32

No somos mirados

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Mientras se producía esta edición, se anunciaba el cierre de una planta de Moño Azul. Esta situación se suma al cierre de las dos plantas de empaque de la firma belga Expofrut, que el año pasado había despedido a 260 empleados, también en Río Negro. Así, las cesantías alcanzaron en diciembre de 2016 a unas 1.080 personas en el sector frutícola del Alto Valle rionegrino, donde las empaquetadoras dicen que trabajan sin rentabilidad.

Lejos suenan la promesas de cuidar las economías regionales de Cambiemos.  Sobre finales del año pasado, los productores santafesinos de frutilla y zanahoria reclamaron por el excesivo ingreso de estos productos desde el exterior, en detrimento de la producción local. La  “corrección” cambiaria producida con el ingreso del nuevo gobierno, favoreció a una serie de productos transables y ligados al mercado internacional, como la soja y el resto de los cultivos extensivos. Sin embargo, estas medidas no lograron resolver la situación de muchos otros productores, entre ellos los frutícolas y hortícolas. Siguen con los mismos problemas de antes e incluso peores. Además, y por cuestiones climáticas, se perdió gran parte de la cosecha de ciruela y durazno en Mendoza. Mucha de la pera no se cosechará por falta de calidad lograda. Entre las buenas, podemos contar que se habría abierto una puerta en Holanda para los productores de arándanos. Y que cambiaron la administración del Mercado Regional de la Plata tras las innumerables denuncias de corrupción. Los operadores ven “buenas intenciones” en el nuevo administrador dispuesto por el intendente Garro.  Si bien se habla de las economías regionales como una gran conjunto, lo cierto es que no puede haber soluciones generales para sectores tan diversos y complejos como la yerba, los lácteos y la frutihorticultura, por citar algunos de los grandes complejos englobados detrás de del concepto de “regional”.  Creo que todas estas noticias, buenas y malas, no hacen más que dar cuenta de la necesidad de una mirada y atención, política, específica para el sector frutihortícola. Es cuestión de repasar el organigrama del Ministerio de Agroindustria. No hay dependencia específica para el sector frutícola y hortícola.  No se le presta, históricamente (no es cosa de este gobierno) la atención merecida. Quizás el reclamo debería empezar por ahí.

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