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Comercialización

¿Qué tan caro es consumir frutas en Argentina?

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|Argentina|

Días atrás, la periodista María Delia Sebastiani de LU6 consultó a Guido Cecive, miembro del directorio del Procosud, (escuchá el audio al final de la nota) a raíz de las bajas en las ventas del mercado. Durante el intercambio la conductora interrogó al dirigente por las posibles causas de este hecho y, posteriormente, afirmó que los precios de las frutas “eran muy altos”. ¿Qué hay de cierto en eso? ¿Cuánto cuesta y cuánto debería costar una fruta?

Lo que cuesta producir

Pongamos por caso el ejemplo de una manzana producida en el Alto Valle. Para que la fruta llegue a la góndola de un comercio en condiciones de ser consumida debe pasar por lo menos un año, que es su ciclo productivo. Una vez cosechada (de manera manual, lo cual requiere un importante capital humano) se prepara para ser trasladada al empaque. Son pocos los productores que cuentan con empacadoras propias, por lo que la mayoría deben enviar sus productos a terceros: el costo de traslado, sumado a la logística dentro del empaque (se lava, se limpia, se selecciona y se ubica en cajas) agrega valor a cada cajón frigorífico.

Los gastos de la cadena de comercialización incorporan el transporte, los galpones de empaque y las cámaras de frío, entre otras cosas.

Luego la fruta es nuevamente transportada hacia los grandes centros comercializadores, donde es adquirida por los operadores mayoristas. Éstos recargan un porcentaje al producto obtenido, con el cual pueden cubrir los costos de alquiler, cámaras de frío, mano de obra contratada. El anteúltimo lugar de la cadena les corresponde a los verduleros, quienes agregan un porcentaje al producto para obtener ganancias a la hora de comercializarlo frente al consumidor final.

En la actualidad, un productor en el Alto Valle, teniendo la posibilidad de guardar la fruta en frío, está vendiendo su producción en 13 o 15 pesos el kilo. El precio minorista es de 40/50 pesos el kilo.

De esta manera podemos observar el total de los elementos que conforman la cadena logística, mayorista y minorista. La fruta, si bien es accesible y nutritiva, no es necesariamente barata. Esto no significa que sus precios sean inaccesibles, sino que posee un precio que se corresponde a lo que cuesta producirla y distribuirla en las mejores condiciones.

El valor de la fruta reside en los aportes nutricionales que realiza a nuestro organismo a un precio moderado, frente a otros alimentos menos saludables pero de igual o mayor costo en el mercado. Podemos pensar, por ejemplo, en una primera marca de papas fritas, con un paquete de 250 gramos, que alcanza los 75 pesos. En comparación, encontramos el kilo de banana en el Mercado Central de Buenos Aires a unos 25 pesos como precio máximo y 20 pesos como precio mínimo, según calidad, tamaño y procedencia de la fruta. Pero como no todo el mundo tiene acceso a mercados mayoristas, vale mencionar que si la buscamos en las grandes cadenas de supermercados de todo el país, los valores actuales no exceden los 35 o 45 pesos el kilo. Precios similares (o incluso por debajo) poseen las verdulerías.

 

Datos obtenidos al mes de enero de 2018. 

Por otro lado, es importante destacar que no todos los procesos productivos poseen las mismas características. Es decir, no todas las frutas son iguales. Suelen variar sus costos de producción,  cuidados o las distancias de traslado. Sin embargo, visibilizar este mecanismo general puede ayudarnos a tener una dimensión más exacta del valor de la mercadería.

En nuestra edición papel número 31 analizamos los circuitos que recorren frutas y verduras antes de llegar a cada hogar, profundizando sobre la conformación del precio que paga el consumidor final.

En los últimos años, los cambios en los hábitos alimenticios y la pérdida del salario real repercutieron en los números de consumo. Actualmente la fruta es considerada como un bien de lujo y no como un alimento básico para la canasta familiar. En este sentido, los programas de difusión por parte del Estado nacional permiten paliar o comenzar a revertir una situación delicada para los productores y comercializadores argentinos, que ven con preocupación la caída en la demanda de frutas y hortalizas.

La entrevista que originó el debate:

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