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Política Sectorial

Factor dólar: ¿cómo impacta en productores y operadores frutihortícolas?

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|Argentina|

Durante las últimas semanas, el precio del dólar volvió a dispararse alcanzando un valor que actualmente oscila entre los 27 y 28 pesos. Este incremento (por momentos imprevisible) repercute directamente en el sector productivo frutihortícola. Productores miran con preocupación los compromisos que deberán enfrentar en los próximos meses, con una moneda nacional cada vez más devaluada y un consumo interno que no parece repuntar. Por su parte, los operadores de mercado no retratan un panorama tan complejo, pero se mantienen a la expectativa.

Revista InterNos se comunicó con Ernesto Jiménez, dirigente y operador del Mercado de Chacareros de San Juan, quien además es productor de la zona. Para el dirigente, la suba del dólar impactará duramente en los costos productivos de la próxima temporada. “Esto es lo que nosotros vamos a empezar a palpar ahora con las siembras para el verano. La compra de plantines para el tomate, las berenjenas; la preparación del suelo. Vamos a percibir el impacto del dólar en todos los insumos que necesitemos”.

Jiménez señala que la situación es aún peor para los productores de tomate que destinan su mercadería a industria, ya que los mismos “han producido con un dólar de 17/18 pesos y calcularon esos valores a la hora de cerrar los contratos con las fábricas. Ahora deberán enfrentar la próxima campaña con un dólar que está 10 pesos más caro que cuando arreglaron”.

Algo similar sucede con los importadores de fruta. Días atrás, publicamos en este medio las declaraciones del presidente de la Cámara de Importadores de Bananas y Afines (CAMABANA) y titular de la empresa Tropical Argentina, Franco Sibilia, quien explicó que en este sector las transacciones se realizan “por contrato”, donde comprador y vendedor fijan toneladas por un valor que se mantiene durante el período que dura el acuerdo. El problema radica en que estos estos contratos se realizan a valor dólar, el cuál creció desde principios de año más de un 30%. "Las empresas tienen que hacer frente igual a esos compromisos de importación", concluyó Sibilia.

Sobre el crecimiento del costo en los insumos, Ricardo Velimerovich, presidente de la Asociación Frutihortícola de Productores y Afines de General Pueyrredón, afirmó que traerá como consecuencia “una menor superficie de siembra y una menor producción”. “Hoy en Mar del Plata medianos productores subdividen y alquilan parte de su parcela para dividir lo que van a sembrar”, contó.

Tanto Velimerovich como Jiménez coindicen en que, de seguir así, la devaluación de la moneda local traerá una abrupta reducción de las zonas productivas. “Hoy la alternativa está siendo achicarse”, expresó el dirigente marplatense, mientras que, por otro lado, su par sanjuanino consideró que la reducción en el terreno sembrado hará que ingrese menos mercadería a los mercados y que los precios “probablemente suban”.

Desde otro punto de vista, Alejandro Gómez, operador del Mercado de Salta, asegura que hasta ahora no ha notado un efecto directo del dólar en la venta mayorista. Sin embargo, señala que la comercialización ha mermado en las últimas semanas, “posiblemente por el factor climático que reduce la cantidad de mercadería disponible”. “En números netos, podríamos estar hablando de una caída del 20%, quizás un poco más”, indicó a InterNos el operador salteño.

En el mismo sentido se expresó Carlos Otrino, de la Cámara de Fruteros y Anexos de Santa Fe, quien indicó que no se han generado en el mercado movimientos que dependan del dólar. "Los fletes van a aumentar pero por otros factores, como el aumento del combustible. Pero no serían trasladados a los precios de los productos".

Durante el día de ayer, el recién asumido presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Luis Caputo, logró que el peso argentino se recuperara en algunos centavos frente a la moneda extranjera tras una serie de medidas de urgencia. Lo cierto es que más allá de las variables financieras, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales deben comprender que las actividades productivas (y su posterior comercialización) no pueden estar sujetas a la inestabilidad actual, ya que la misma  limita la posibilidad de crecer y planificar un desarrollo sostenido en el mediano y largo plazo.

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