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Política Sectorial

El valle, entre el financiamiento y las deudas

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|Alto Valle|

En el día de ayer el gobernador de la provincia de Río Negro, Alberto Weretilneck, realizó la presentación de un programa de créditos bancarios destinados a productores frutícolas del Alto Valle.

Según el anuncio, el financiamiento será para la compra de tecnologías productivas como malla antigranizo, sistema de riego, maquinarias agrícolas y reconversión productiva. En la jornada también estuvieron presentes el actual ministro de Agricultura, Pesca y Ganadería de Río Negro, Alberto Diomedi, y  su par en el Ministerio de Economía, Agustín Domingo.

En total se volcarán $150 millones en créditos, a una tasa del 12,5% en pesos en algunas líneas. Si se opta por tomar el financiamiento en dólares, la tasa será del 0%. En ambos casos, el beneficiario contará con un plazo de gracia de 12 meses.

Los programas se dividen en cinco: malla antigranizo (monto máximo $1.500.000), riego mecanizado y defensa de heladas ($750.000), compra de maquinaria ($250.000), reconversión y diversificación (hasta $ 300.000) y agroquímicos (hasta $200.000).

Sebastián Hernández, presidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén

"Son fondos propios que hemos ido tomando de distintos programas, y cada peso que se cobra, se vuelca otra vez en el sistema para ir consolidando nuestra producción", señaló el ministro Diomedi durante la presentación.

Casi por las mismas horas, la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén emitió un comunicado al ministro de Agroindustria de la Nación, Luis Etchevehere, para prorrogar la devolución de los préstamos adquiridos en 2017, destinados a las actividades de poda. Mientras los gobiernos (nacional y provinciales) realizan y ponen a disposición líneas de créditos y facilidades de pago para la reconversión tecnológica del sector productivo, otra realidad muestran algunos chacareros.

A través de una nota firmada por el titular de la organización, Sebastián Hernández, los productores solicitaron un año de prórroga ya que atraviesan un “momento crítico” y no están en condiciones de afrontar los pagos.

El año pasado la entrega fue de 180 millones de pesos en dos cuotas para las tareas de poda. El dinero se dispuso a través del FONDAGRO (Fondo Nacional de Agroindustria) en el marco del Plan Nacional de Fortalecimiento a las Economías Regionales. Alrededor de 1.200 los productores recibieron la suma de 15.000 pesos por hectárea. El mismo debía reintegrarse en el plazo de un año, en 12 cuotas sin interés.

Imposibilitados de cancelar sus deudas, desde la Federación argumentaron el pedido en la reciente declaración de Emergencia Económica dictada por el gobierno nacional y en el bajo valor que reciben hoy por el kilo de fruta que, según señalan, se encuentra por debajo del 65% de lo que les cuesta producirla.

De esta manera, se hace visible una situación ambigua en el Alto Valle: por un lado, productores primarios intentan subsistir y no abandonar sus chacras, aunque los aumentos en los costos (por el valor del dólar y la inflación) y la dificultad para vender la fruta a precio no hacen más que confirmar su crisis.

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Por otro lado, desde los gobiernos provinciales tienen claro que para acabar con las dificultades del sector es necesaria una reconversión que logre sistemas productivos más rentables, tecnificados y con frutas de mayor calidad, recuperando así el histórico lugar que la fruta del valle supo ocupar en los mercados internacionales.

Resulta difícil imaginar que los productores que hoy solicitan prórrogas para cancelar sus deudas puedan invertir en maquinaria agrícola o mallas antigranizo. Aunque el problema estructural sigue sin resolverse, lo cierto es que la fruticultura del Alto Valle necesita reconvertir su esquema productivo y las líneas de financiamiento siempre son bienvenidas por aquellos que sí disponen del capital para optimizar sus plantaciones.

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