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Opinión

El poder en disputa

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|Mercado Central de Buenos Aires|

Podría empezar estas líneas argumentando en contra de la violencia. Pero eso sería asumir que – aun a estas alturas- es una discusión válida. Y la verdad que no lo es.

Nahuel Levaggi es para algunos, un presidente atípico.  Entre los comportamientos que algunos señalan está el hecho de recorrer todos los días las naves del mercado desprovisto de cualquier formalidad u ostentación de cargos. De eso se aprovecharon ayer dos sujetos –no identificados al momento- para agredirlo por la espalda mientras finalizaba su recorrido por la nave 2 del Central. Los agresores le arrojaron además unas fotocopias con un mensaje claro: lo quieren fuera del mercado. El patoterismo violento propio de quienes carecen de argumentos.

La realidad es que Levaggi no tiene mucho de atípico, es un referente político de muchos años. Es un emergente social que se formó al calor de la crisis social que estalló en 2001. Uno de esos tantos que, hartos de verle la cara a la desigualdad de frente todos los días en el conurbano bonaerense, encontró en la participación y la organización una salida posible. Y en esa búsqueda de soluciones, visualizó “la vuelta al campo” como una estrategia de acción y participación posible.

Otros argumentan que Levaggi nada tiene que ver con el sector. Con el Mercado. Es gracioso -cuanto menos- que sostengan eso. Levaggi llega al Mercado Central (convocado por Máximo Kirchner) por ser el referente principal de una organización de base que nuclea a casi veinte mil familias productoras de todo el país. Digo gracioso, porque basta recordar las viejas historias de las ferias y mercados de todo el país (y el mundo) y vemos el punto común:  todos nacieron siempre de la mano de los productores de cercanía. De los productores hortícolas. “Sin verde no hay mercado”, me supieron decir alguna vez en un concentrador del interior, y a estas alturas, habiendo recorrido más de 40 centrales mayoristas en todo el país -y algunos de afuera- entiendo que no hay manera de pensar lo contrario.  ¿A dónde está lo extraño entonces en que un referente de una organización de productores integre la Corporación del MCBA?

“Conflicto de intereses”, dijeron también. En la gran mayoría de los casi 50 mercados argentinos, hay productores y operadores sentados en la mesa dirigencial. Y sí, se cuentan las costillas entre ellos. Siempre existió eso de que “si dirige un operador grande, tira para los grandes” o “si hay un productor, tira para los productores”.  No hay ninguna novedad en ello. De hecho, es una realidad que se repite en buena parte del resto de los mercados. Pero, además, casi desde que tengo uso de razón en los mercados (primero por ser "hija de", luego trabajando de cajera y más tarde ejerciendo como periodista y asesora en comunicación) he escuchado a productores y operadores expresar su preferencia de que los dirija alguien del sector, que entienda la actividad y no “un funcionario desde el escritorio”. (Nota: si quieren ampliar más sobre esto pueden leer acá o acá).

En el fondo es hora de admitir que lo que les molesta – y no quieren decir- es que Levaggi es tan del sector como ellos, pero con ideas distintas. Que la UTT es efectivamente una organización de productores y productoras de todo el país. Y no solo eso, sino que además son miles y con participación genuina y activa. ¿Qué otra organización “del campo” tiene el poder de representación y movilización contante y sonante como sí lo tiene y lo ha demostrado la UTT? Seamos más específicos: ¿Qué otra organización de productores u operadores de la actividad frutihortícola tiene el poder de convocatoria que si tiene la UTT?

Algunos disconformes con la gestión actual de Levaggi quisieron realizar una protesta en plaza de Mayo (¿copia de los verdurazos de la UTT?). El resultado: cuatro dinosaurios y un par de barras bravas que en su vida habrán juntando una lechuga del suelo.

Si bien no puede aún atribuírsele el episodio a nadie en particular, sí es cierto que hay algunas organizaciones y viejas “figuras” del Central que han perdido buena parte del poder que ostentaban. Gran parte de ese poder (léase, la caja) lo perdieron con la llegada de la gestión de Cambiemos. El problema es que muchos de ellos esperaban que el peronismo les devolviera ese poder y de paso, el protagonismo perdido. La realidad fue bien distinta.

Entonces pretenden insistir en la desacreditación de la figura de Levaggi y de la organización de la cual provino. Y para eso no dudaron en hacer causa común con dinosaurios incluso del bando contrario. Aquellos que se cansaron de denunciar el atropello del ex secretario Guillermo Moreno (del cual los primeros eran alfiles fieles) y sus prácticas abusivas. En ambos extremos todos pecan de los mismo: ambición y sed de protagonismo. No les interesa el mercado. No les interesan los operadores, ni los changas ni cualquier otro laburante. No les interesa el cambio, ni la limpieza, ni la inversión tecnológica. A algunos ni siquiera les interesará tanto la caja. Les interesa ostentar el poder. Les interesa perpetuar sus prácticas violentas, misóginas y oscuras de siempre.

A casi un año de gestión se dan cuenta que sus esfuerzos son vanos, así que recurren a sus viejas prácticas. La de otros tiempos. De cuando el mercado era de ellos.

La gestión del día a día que encaró Levaggi pesa más que sus acusaciones infundadas. Claramente también recibe criticas y opiniones con argumentos honestos, que van en la dirección opuesta. De seguro que esa gestión tiene puntos flacos. Cuestiones que ajustar, mejorar o perfeccionar.

El problema no es Levaggi ni su gestión. Ni siquiera es la agroecología, (el año pasado el mismo Mercabarna abrió su pabellón “ecológico”). El problema son esos que pretenden perpetuar una actividad en las sombras. “No la ven”, diría un viejo dirigente de productores.

El mundo cambió. La actividad cambió y seguirá cambiando en pos de mercados abiertos y transparentes. Plataformas logísticas repletas de mercadería e información. Sí, información que tiene que circular por toda la cadena. Con trabajadores registrados y en condiciones seguras.

Las agendas mundiales son feministas y ambientales mientras ellos siguen queriendo discutir si muestran o no los precios. Si pagan más o menos impuestos en vez de trabajar por la formalidad. Dan risa. Dan pena… Pero los dinosaurios van a desaparecer.

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