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Edición 25

Apicultura Trashumante

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Arte y ciencia. Oficio milenario. Trabajo duro. Dulce recompensa. Todo eso y más resumen el trabajo de apicultor. El zonda nos llevó por San Juan y conocimos la Asociación Sanjuanina de Productores Apícolas. En los almendros vimos a las abejas trabajar y aprendimos un poco acerca de esta producción tan especial que hoy se extiende rincón por rincón en toda Argentina.

En nuestro recorrido por San Juan, visitamos la Asociación Sanjuanina de Productores Apícolas (ASPA) que acaba de celebrar sus veinte años de vida. Una entidad fundada a principios de los ´90 que agrupa a una veintena de pequeños y medianos productores apícolas, con el fin de potenciar la actividad en la región a partir del trabajo colectivo.

Mates de por medio, intentamos aprender algo acerca de esta actividad productiva que es mucho más – y nada menos- que la elaboración de miel.

En principio podríamos decir que la apicultura es un antiguo oficio que, como tal, conserva en su práctica la medida justa entre ciencia y arte. Quien se jacte de apicultor necesita tener una profunda y dedicada capacidad de observación, inteligencia suficiente para actuar sabiamente y no es menor la fuerza física para trabajar. Si además se quieren lograr buenos resultados, se hace indispensable el amor por la tarea.

“El apicultor es un clínico. La colmena es un ser vivo, es un cuerpo orgánico, tenés que saber ver para diagnosticar bien sino vas a operar mal” nos dijo Guillermo Sillero, productor y fundador de ASPA y quien junto a los productores Augusto Prado, Flavio Frau y Fausto Riveros contestó todas nuestras preguntas y nos introdujo en el mundo de la apicultura Sanjuanina.

En San Juan la apicultura significa además trashumancia porque los productores van con sus colmenas de un lado a otro buscando las condiciones necesarias para su desarrollo. Floración y agua son los elementos claves para que las abejas se alimenten. Son muy pocos- excepcionales- los productores que tienen sus propios campos con colmenas. “El apicultor en general lleva las colmenas a donde aparece la floración. En general, se deja las colmenas en fincas con floración para que las abejas trabajen durante un tiempo determinado” señaló Guillermo.

“El apicultor es un clínico. La colmena es un ser vivo es un cuerpo orgánico, tenés que saber ver para diagnosticar bien sino vas a operar mal”.  Guillermo Sillero

El predio de alrededor de tres hectáreas de la Asociación funciona como centro operativo para todos los productores. Además de una indispensable sala de reuniones, cuenta con la sala de extracción y espacio suficiente para que cada productor guarde sus elementos de trabajo, acondicione sus colmenas y hasta tenga su producción en el campo si fuera necesario. “Hay productores de 50 colmenas y hay de hasta 1000. La realidad de ASPA es diversa. Somos todos pequeños y medianos en general”, apunta Augusto, quien además es docente.

“Acá todo es manual y artesanal”, insiste Guillermo cuando se le pregunta por el día a día. Es realmente un trabajo duro que comienza con la observación. “Acá todos miramos una por una nuestras colmenas todos los días. Son dos horas en cuclillas colmena por colmena. Por eso es artesanal y manual. Si tenés 1000 no lo podés hacer”, señaló Augusto. No hay que olvidarse de la trashumancia. Los apicultores trasladan todo el tiempo sus colmenas de campo en campo en función de las temporadas. Ese traslado es manual. Cada colmena pesa alrededor de 50 kilos. Muchos de estos productores trabajan solos o con un ayudante, por lo general de la misma familia.

Actividad Apícola

En general, lo primero que uno piensa cuando dice apicultura es en la miel. Divino tesoro. Pero la actividad trasciende por mucho la extracción y elaboración de miel. Y más si se pretende que la producción sea rentable, para poder dedicarse y vivir de ella. El apicultor tiene tres tareas productivas: la creación de núcleos (jóvenes poblaciones que luego van a ser colmenas productivas) y su comercialización; el servicio de polinización de semillas y la extracción y elaboración de miel y polen.

Los núcleos son pequeñas colonias de abejas criadas a partir de una colmena ya existente para generar nuevas colmenas. Es la herramienta que tiene el apicultor para crecer en cantidad y calidad de colmenas. Y es también un producto comercializable. Hay productores dedicados a la cría y desarrollo de núcleos para otros productores. En general, estos productores deben contar con mucho conocimiento sobre la vida de las abejas y el funcionamiento de la colmena. El clima seco de San Juan favorece la producción de núcleos.

La polinización de semillas es una actividad con mucho potencial en San Juan por la importante actividad semillera de la provincia. Si bien no es una tarea nueva, ha sido recién en estos últimos tiempos en que se ha revalorizado su importancia. La polinización es fundamental para que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas y puede ser tan importante para la producción como el agua o los fertilizantes agrícolas. A pesar de las mejorías alcanzadas con el uso de los cultivares y de la irrigación, la polinización puede ser el factor limitante de la calidad y cantidad de la cosecha. En los países de agricultura industrializada, el uso de las abejas para la polinización se ha incrementado enormemente durante el último siglo. Desde la Asociación, están trabajando por el establecimiento de protocolos y contratos de trabajo que regulen la actividad. Para el agricultor las abejas en general son insumo más. Si el beneficio es mutuo, el dinamismo de la actividad hace compleja la regulación. Se está trabajando para pautar las condiciones entre ambos productores. “Muchas veces llevas las abejas y te encontrás luego con abejas muertas en la piquera por los agroquímicos y no te lo reconocen como pérdida”, explicó Flavio Frau. El precio por el servicio es otro gran tema a discutir. “Todo servicio de polinización se cobra por colmena que uno mete. Por ejemplo, en la cebolla se llevan las colmenas cuando está a punto de florecer, más o menos 8 colmenas por hectárea. En almendros por ejemplo serian 10. Aunque es relativo”, apuntó Sillero.

En este sentido, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) dijo que debe enfatizarse el valor social y ecológico que tiene la apicultura. La crianza y multiplicación de abejas contribuye singularmente con la biodiversidad ambiental y la producción de alimentos. La FAO estima que por cada dólar de ganancia por la producción de miel, se están generando quince dólares por la acción benéfica de este insecto durante la polinización de cultivos relacionados con la producción de alimentos.

Oscura e Intensa

Al pie de cordillera se produce esta miel oscura que es la típica Sanjuanina. Tanto el aroma como el color cambian en función de la flora de la que se alimentó la abeja. En San Juan, predominan el olivo y las hortalizas. Almendros y algunos frutales diversifican la alimentación de estas colmenas que dan origen a una miel de sabores profundos. Además, el agua de cordillera potencia los valores nutricionales de estas mieles. “Tenemos que fomentar las particularidades de la miel oscura que es la predominante acá. Las mieles oscuras tienen más minerales que las blancas”, señala en ese sentido Augusto, al tiempo que cuenta que están trabajando en la creación de una marca o distinción junto con el consorcio productivo de la región.

Según lo informa el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), la miel producida en nuestro país es considerada una de las de mejor calidad en el mundo, siendo protagonista en el mercado internacional de la miel. Argentina se constituye como el segundo exportador y el tercer productor a nivel mundial. Es responsable de producir un 10% de la miel que se consume en el mundo y el 75% del producto apícola de Latinoamérica.

El consumo de miel en Argentina en ínfimo (200 gr. per cápita al año), si se lo compara con países como Japón, Estados Unidos o Alemania donde el consumo anual alcanza 1 Kg. por persona. En ASPA sostienen que en San Juan el consumo es más alto. “A la miel la gente la tiene como un remedio”, dice Guillermo. Es que la miel ha perdido mucho terreno al lado de los endulzantes refinados. Son muy pocos los que conocen sus aportes nutricionales y beneficios frente al azúcar.

Dependiendo de la variedad de las flores y del tipo de colmena, la miel ofrece más de sesenta sustancias diferentes. Se destacan los azúcares, ácidos orgánicos, ácido fólico, minerales, vitaminas y aminoácidos esenciales. Si se tiene en cuenta que 100 gramos de miel aportan unas 300 calorías, su consumo se recomienda especialmente a personas que precisan una dosis adicional de energía como deportistas, niños y trabajadores. En cantidades moderadas es recomendada frente a la azúcar aún para quienes buscan perder peso. Así lo recomienda la Fundación Española para el cuidado del Corazón. Y en general, los abuelos de varios de nosotros.

 

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