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Edición 34

Mejor con arándanos

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El arándano abastece al mercado interno durante ocho meses al año, de junio a enero. Es de fácil consumo y presenta una alta cantidad de antioxidantes, vitaminas y minerales que resultan muy beneficiosos para la salud. Sin embargo, no es común encontrarlo con frecuencia en las verdulerías de nuestro país, y muchos lo consideran una fruta restringida a ocasiones especiales. En la actualidad, el sector arandanero presenta un panorama alentador, con una exportación creciente, producción tecnificada, altos rendimientos por hectárea y un consecuente producto de calidad.

 

El arándano es una pequeña fruta de color azulado que posee una particular corona o estrella en su exterior y mide, según la variedad, entre 5 y 16 milímetros de diámetro. Proviene de América del Norte pero se cultiva en los dos hemisferios. Suele consumirse en fresco o industrializado en mermeladas, jugos o congelados. Su sabor es dulce con un dejo de acidez.

El cultivo del arándano en Argentina es relativamente nuevo. Comenzó a fines de la década de los 90 y se vio beneficiado por la devaluación del peso, que le permitió competir en costos frente a otros países de la región. La producción se divide en tres regiones principales: NOA, con las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca (1.308 hectáreas); NEA, en Corrientes y Entre Ríos (1040 hectáreas) y la región central de nuestro país con Buenos Aires (402 hectáreas). Existen 148 productores distribuidos entre las tres regiones: las zonas del NOA y NEA generan entre 7 y 8 millones de kilos de fruta anual, mientras que la provincia de Buenos Aires aporta otros 2 millones de kilos restantes. NOA y NEA ocupan una superficie plantada de 46% y 39% respectivamente. El 15% restante lo aporta la zona centro.

Nuestro país cuenta con una gran ventaja comparativa para la comercialización del arándano: su posición geográfica. Al estar ubicado en el hemisferio sur, produce frutas con la posibilidad de exportarlas en forma fresca a los mercados de mayor poder adquisitivo del hemisferio norte, cuando estos se encuentran desabastecidos. De esta manera Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea aparecen como principales destinos, si bien el fruto se exporta también hacia otros continentes. Esto posiciona a la producción nacional en el cuarto lugar a nivel mundial.

Lo que caracteriza a las plantaciones de arándanos es que se trata de producciones intensivas en mano de obra y capital. Generan alta rentabilidad en pequeñas superficies y son movilizadoras de las economías locales y regionales. Las plantaciones de arándanos argentinos se encuentran muy tecnificadas en los sistemas de riego, control de heladas y mecanización en la etapa del empaque, donde se separa el producto por calibre, firmeza y color. Sin embargo, el objetivo actual del sector arandanero es producir más y mejor, profundizando su posicionamiento en el mercado externo a través del perfeccionamiento de los cultivos de manera integral.

Las plantaciones de arándanos generan alta rentabilidad en pequeñas superficies y son movilizadoras de las economías locales y regionales.

El ente que núclea a productores y exportadores del sector arandanero es el ABC (Comité Argentino de Arándanos), asociación civil que reúne además a las cámaras regionales de la Argentina junto a las regionales del sector, que son la Asociación de Productores de la Mesopotamia (APAMA), la Cámara Argentina de Productores de Arándanos y otros Berries (CAPAB), y la Asociación de Productores de Arándanos de Tucumán (APRATUC). El ABC representa más del 80% de las exportaciones de arándanos de nuestro país.

El arándano es un fruto que posee diversas variedades, las cuales se cultivan según la zona de producción y el momento del año en que se realizan. Las tempranas son propias del norte y las tardías, del sur. Misty y O’Neal son dos de las variedades más plantadas en Argentina. La primera requiere 250 horas de frío, es de floración y maduración temprana, y su planta es muy productiva en cuanto a cantidad de frutos. La segunda demanda 400 horas de frío y ofrece una fruta de tamaño medio y muy buen sabor, que madura entre los meses de octubre-noviembre. Snowchaser, Emeraldm, Star, Scintilla, San Joaquín, Sweetscrip y Farthing son algunos de los nombres de otras variedades de arándanos que se producen en Argentina. El desarrollo en tecnología varietal de los últimos años permitió la permanencia en los mercados internacionales, volviendo muy valorados a los frutos producidos sobre todo en las zonas del NOA y NEA del territorio nacional.

Exportación

Nuestro país abastece el mercado internacional por vía aérea desde hace 20 años. Cuenta con dos aeropuertos internacionales: el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y el Benjamín Matienzo, en Tucumán. Sin embargo, hoy encuentra grandes desafíos en torno a la exportación. Al ser un fruto altamente perecedero y muy delicado en su tratamiento, el arándano necesita llegar lo más rápido posible a destino, conservado en cámaras de frío que garanticen la calidad y presentación del producto. El traslado en avión es el principal transporte que utiliza el sector arandanero, ya que casi el 90% de su producción se envía por este medio. Pese a esto, en comparación con la carga marítima, los costos son muy altos y comienzan a marcar diferencia respecto a los nuevos competidores que aparecen en el mercado. En los últimos años emergió con fuerza la producción de Perú, que exporta su mercadería por el mar, reduciendo valores de envío. Se estima que el costo de enviar la fruta vía aérea es de 2,50 dólares el kilo, mientras que el costo por mar es de 50 centavos dólar. Esta diferencia de 2 dólares repercute fuertemente en el precio final: la comercialización se da en cajas tradicionales de 2 kilos, lo que resulta en una diferencia total de 4 dólares por caja en cada envío.

En definitiva, lo que necesita el sector arandanero es modificar su matriz logística y comenzar a exportar por barco mayores porcentajes de producción, dando vuelta la ecuación actual en los próximos años. Pero además requiere inversión para cosechar cada vez mejores frutos, en el momento justo, acompañados por tecnologías de frío y atmósferas controladas. El objetivo es que los mismos puedan recorrer estas largas rutas (de 27 a 30 días según los destinos) y llegar en perfectas condiciones para su consumo.

El trabajo articulado con el gobierno nacional permitió que el sector arandanero se vea beneficiado por algunas mejoras en infraestructura de aeropuertos, que potenció los envíos al mercado exterior. Esta situación, sumada a las buenas condiciones climáticas del último año, ofrece un panorama alentador. Las números para el 2017 indican que las exportaciones alcanzaron las 18.000 toneladas, un 5% más respecto de 2016. Sin embargo, desde el ABC esperan reformas impositivas y laborales para aumentar la competitividad. Cabe recordar que meses atrás el gobierno de Mauricio Macri dispuso la eliminación del jornal máximo para los cosecheros de arándanos, relegando así los 25 kilos que había dispuesto meses atrás la Comisión Nacional de Trabajo Agrario.

Diversificar los destinos

Estados Unidos es el principal mercado importador de arándanos argentinos. Siete de cada diez kilos de fruta producidos en territorio nacional tienen como destino al país norteamericano, concentrando el 70% de los envíos. El sector arandanero busca modificar esta fuerte dependencia a través de otros mercados como el europeo (al cual exporta una parte de la producción, principalmente a Inglaterra) y Asia, con China como un prometedor comprador.

Estados Unidos es el principal mercado importador de arándanos argentinos: 7 de cada 10 kilos de fruta producidos en territorio nacional tienen como destino al país norteamericano.

Por eso durante el mes de diciembre, luego de extensas gestiones por parte del Ministerio de Agroindustria de la Nación, se concretó la apertura del mercado chino para exportar arándanos frescos. El convenio se dio tras la firma de los respectivos protocolos de salubridad con la autoridad sanitaria china (AQSIQ). A pesar de lograr un importante acuerdo para la actividad, dirigentes del sector se mostraron cautos ya que la concreción de los envíos dependerá de cómo se desarrolle la próxima campaña arandanera. Federico Bayá, actual presidente del Comité Argentino de Arándanos, explica que el país asiático “es un mercado que, si se nos abre, puede permitir atomizar la distribución de la fruta, que hoy se encuentra demasiado cargada a Estados Unidos”.

Casi el 90% de la producción de arándanos se exporta vía aérea.

Esta voluntad por desconcentrar la exportación se relaciona además con la necesidad de direccionar la oferta hacia países que prioricen la calidad de los productos argentinos. Debido al fuerte crecimiento de la producción peruana, que comenzó a plantar de manera muy importante en los últimos 5 años con menores costos (en 2016 cosechó 26 millones de kilos, contra los 17 de Argentina), los productores locales comenzaron a pensar de qué manera enfrentar este fenómeno. Además, Argentina compite directamente con Chile, importante exportador a nivel mundial de arándanos. En este contexto surge la posibilidad de pensar en nuevos “mercados fuertes” donde el diferencial sea la calidad del fruto nacional. De esta manera, Europa y Asia aparecen como opciones viables para profundizar la exportación y diversificar la oferta respecto al mercado estadounidense, que prioriza el precio del producto y no tanto su sabor.

El mercado interno, una alternativa posible

Otro de los desafíos importantes que encara actualmente el sector arandanero es la apuesta por el mercado interno. En el año 2017, Argentina produjo alrededor de 22 toneladas de fruta; de esa cantidad, 17 toneladas se exportaron como frutas en fresco, 3 fueron destinadas a productos congelados y solo 2 se dirigieron al mercado interno. Esto marca que la demanda actual es escasa: los arándanos están asociados a un producto premium y suelen consumirse sólo en determinados momentos del año.

De esta manera, desde la ABC se ha decidido dedicar recursos en una campaña de difusión llamada “Mejor con arándanos” lanzada durante el mes de septiembre de 2017. La misma se propuso brindar capacitaciones e información tanto a puesteros de los mercados de abasto como a las verdulerías que comercializan de manera minorista la fruta. Además, hizo hincapié en el consumidor final del producto, ofreciendo datos sobre las formas en que puede ser consumido, manipulado y conservado. El arándano es un fruto que no está presente de manera masiva en el paladar y la cultura de consumo Argentina. Federico Bayá comentó al respecto: “Cuando hay pocos (arándanos) valen oro y cuando hay muchos no valen nada. Queremos que el producto tenga un precio estable en el año. Que el consumidor sepa que lo puede encontrar desde el mes de junio hasta el mes de enero”. En ese sentido, el dirigente agrega que el sector busca “desarrollar el mercado interno ofreciendo productos de exportación adaptados a las exigencias de los consumidores locales, que requieren una alta calidad a precios accesibles”. A través de información, material publicitario y de difusión, la campaña apunta a transmitir las múltiples maneras en que el producto, fresco o industrializado, puede llegar a la mesa de los argentinos.

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