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Política Sectorial

Mano de obra y planes sociales, otra vez en agenda

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|Argentina|

Una vez más, el trabajo rural vuelve a estar en la agenda de las Economías Regionales. Días atrás, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) emitió un comunicado en el que manifestó su preocupación “por la falta de mano de obra en el campo”, un reclamo que ya habían realizado en enero. La entidad solicita compatibilizar trabajo registrado con planes sociales.

Desde el área de Economías Regionales de CAME señalan que la falta de trabajadores en plantaciones de ajo, tabaco, vid, cítricos o pomáceas ha generado "una baja en la productividad" que, junto con un incremento de los costos, trae aparejada una disminución de la rentabilidad. 

Desde CAME argumentan que muchos trabajadores evitan ser registrados formalmente por productores y empresas ya que no quieren perder los beneficios de programas sociales luego de acceder a un empleo formal.

Los pequeños y medianos empresarios agropecuarios aseguran que los planes y programas de asistencia social desincentivan a los beneficiarios a aceptar un empleo registrado, ya que el 'blanqueo' implica la baja automática de los beneficios”, expresan desde la entidad. 

La particularidad que tiene este sector productivo, que requiere gran cantidad de mano de obra intensiva, es que las cosechas tienen períodos cortos (de dos a tres meses) por lo que muchos golondrinas optan por trabajar en negro y seguir cobran dicho subsidio una vez finalizada la actividad.

Por este motivo, CAME solicita la intermediación del Estado para que los productores puedan “resolver la encrucijada” mediante la cual deben decidir entre perder parte de la cosecha o bien contratar trabajadores en negro, arriesgándose a recibir una sanción por empleo no registrado.

La ausencia de registración tiene otro perjuicio para el empleador, ya que lo que no está declarado no puede deducirse en la liquidación anual del Impuesto a las Ganancias, por lo que el productor se ve en la obligación de absorber estos costos cuando las tareas de zafra y cosecha se realizan con un alto grado de informalidad.

“Un país con hambre y altas tasas de desempleo se da el lujo de desperdiciar alimentos por no contar con la cantidad de personal necesario para levantar la zafra”, sentenció el titular del sector de Economías Regionales de CAME, Eduardo Rodríguez.

Qué dicen desde la dirigencia frutícola

InterNos consultó a dirigentes del sector frutícola sobre esta problemática. La mayoría respondió que es un tema recurrente, y que las dificultades impuestas por el COVID el último año para el traslado de personas entre provincias, no ayuda.

“En las regiones patagónicas siempre es un problema la mano de obra, en mayor o menor medida. Este año por la pandemia fue más complicado traer gente del norte, muchas empresas incorporaron personal de la región, pero los resultados no son los mismos. En algunas localidades, como Los Antiguos, el ingreso de personal estuvo muy restrictivo”, dijo a InterNos Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI).

De cualquier manera, la cosecha de cerezas -que comenzó en noviembre del año pasado y finalizó las primeras semanas de marzo- se pudo llevar adelante de manera completa, aunque con mayores costos, resultado de la implementación de protocolos y traslado de personal, entre otras cosas.

Sebastián Hernández, presidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, coincide en parte con el análisis de CAME y señala que, si bien en algunos lugares se notó la merma de trabajadores, la cosecha de este año se levantó sin problemas. De cualquier manera, señaló que la coexistencia de los planes sociales con el empleo rural golondrina es un problema a resolver. “Es un tema complejo. Pero como acá en las cosechas se gana bien, igualmente vienen a trabajar con la fruta”, indicó.

Por su parte Alejandro Pannunzio, titular de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina (APAMA), dijo a este medio que la imposibilidad de registro de personal a quien recibe ayudas sociales “es un obstáculo” para el empleo formal. “La normativa debe autorizar el registro para tareas temporarias, como cosecha, poda y tareas particulares, que no se llegan a realizar con personal permanente, sin que eso signifique darles de baja el plan social”.

El dirigente ya se había expresado en el mismo sentido durante los meses de cosecha del arándano en 2020, cuando el sector consideraba que el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) debía ser complementario al salario rural para no poner en peligro los trabajos en campo y empaques.

Meses después, y aunque ya no se trate del IFE, su análisis resulta actual:

“Cuando hay una situación delicada como la actual, la gente tiene que resolver el día a día. Y el día a día en estas circunstancias es tratar de percibir el IFE. Son los propios trabajadores los que demandan poder seguir percibiendo el IFE y al mismo tiempo cosechar. Y me parece algo razonable. Estamos hablando de un trabajador de temporada, lo más práctico sería que pueda contar con ambos ingresos. El IFE es solo un complemento, nadie va a cambiar su situación económica por ese subsidio. Si uno ve los índices de pobreza que hay en Concordia y la necesidad de trabajo que hay, me parece que todo ayuda”, consideró Pannunzio en una nota publicada por este medio el 4 de septiembre del año pasado.

Para Eduardo Garcés, presidente de la Federación de Viñateros de San Juan, el problema de la fatal de obra por los beneficios sociales no es nuevo. “Existe desde que se lanzaron los planes. Para colmo, este año con la falta de agua y las abundantes lluvias todos querían cosechar al mismo tiempo, y eso fue un gran problema porque se concentró la demanda”, dijo en relación a la vendimia en la región productiva sanjuanina.

“Este tema se lo manifesté a distintos ministros de Trabajo de la Nación y también a responsables de AFIP. Vemos necesario que se trabaje un proyecto mediante el cual los trabajadores puedan hacer sus tareas registrados sin perder el plan o las asignaciones. Ellos tienen un bache de dos o tres meses sin trabajar en el campo cuando se termina la cosecha, y no es lindo tener 20 o 30 personas señalándote con el dedo, diciendo: ‘por su culpa no cobré la AUH’”, añadió.

José Carbonell, presidente de Federcitrus, dijo por su parte que en su actividad este problema no fue importante la temporada anterior, aunque se mantienen expectantes porque saben "que otras actividades frutícolas lo están sufriendo", sobre todo en cosecha. "A futuro nos preocupa mucho”, concluyó el dirigente.

Se estima que las producciones regionales emplean a alrededor del 70% de la mano de obra rural, dando trabajo a aproximadamente 625.000 trabajadores temporarios en época de cosecha.

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