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Comercialización

Espinacas: "Un paquete cuesta lo mismo que un chupetín, no tiene sentido"

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|Argentina|

Originaria del continente asiático, la espinaca forma parte de la familia de las cuenopodiáceas junto con la acelga y la remolacha. Se caracteriza por ser una hortaliza de hoja con un gran valor nutritivo, ya que aporta altos niveles de hierro al organismo, previene enfermedades cardiovasculares y los excesos de colesterol malo. Una de sus principales propiedades se relaciona a la salud ósea porque entre sus componentes más importantes se encuentra el calcio y el fósforo.

Al igual que la lechuga, y que la mayoría de las hojas verdes, la espinaca se produce en casi todos los cinturones hortícolas del país. Es por eso que los mercados concentradores  suelen abastecerse de las cosechas que provienen de sus regiones productivas. El motivo: el gran carácter perecedero de esta hortaliza. Un ejemplo de esto puede verse en los números del Mercado Central de Buenos Aires, donde en el mayor momento de ingresos de espinaca recibe un 90% del producto desde los cinturones bonaerenses y eventualmente complementa su oferta con espinacas que provienen de Santa Fe, Mendoza y Córdoba.

El período en que más oferta hay va desde junio a octubre. Según los datos del Departamento de Información Estadísticas y Transparencia del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), durante los últimos años el ingreso de espinacas viene en aumento. En 2016 los ingresos de este producto al concentrador bonaerense alcanzaban aproximadamente las 4.4000 toneladas y en el 2020 se superaron las 6.000.

Gráfico: Mercado Central de Buenos Aires (MCBA).

Es un cultivo que demanda temperaturas de frescas a templadas para su correcto desarrollo y esto hace que los meses de mayor oferta se concentren durante el invierno. Las regiones productoras de espinaca suelen sembrar en febrero, cuando las temperaturas todavía son cálidas pero no demasiado altas. Luego, a los 60 días comienzan las cosechas que cubren la oferta hasta octubre-noviembre. Esta ventana de cosecha es la que llevan adelante principalmente Santa Fe, Mendoza y Córdoba. En Buenos Aires las cosechas se inician en junio y se mantienen en el mercado hasta noviembre.

Durante el periodo invernal los precios, ante la mayor cantidad de oferta, se mantienen bajos. En este momento el kilo de espinaca -se comercializan en jaulas de cinco kilos- en el Mercado Central de Buenos Aires cuesta entre $60 y $70. Mientras que en el Abasto de Córdoba la docena de espinaca cuesta aproximadamente $300, lo que equivale a $25 el paquete. “Cuesta lo mismo que un chupetín. La espinaca debería valer mucho más, no tiene sentido el valor en que se comercializa”, dijo a InterNos Gustavo Truccia, productor de Villa Esquiú Córdoba.

Un punto importante para destacar de la espinaca es que es un cultivo que se siembra de manera escalonada. Esto posibilita que los productores puedan planificar sus siembras y cosechas varias veces durante un mismo periodo. Es decir, pueden sembrar en febrero para cosechar en abril y luego volver a sembrar sobre la misma superficie. De esta forma obtienen una cosecha rápida, lo que hace que la comercialización del producto sea inmediata.

“Nosotros planificamos aproximadamente las cosechas cada 15 días, entonces yo sé que durante ese periodo cuento con espinaca fresca sí o sí para comercializar en el Abasto. Mayormente producimos espinaca de invierno y todo se destina al mercado en fresco. Lo que pasa es que es una provincia con clima muy húmedo y altas temperaturas, lo que hace que las espinacas no resistan y las hojas comienzan a ponerse amarillentas. En el verano sembramos espinaca de verano, pero esas implican un trabajo más laborioso”, explicó Truccia.

Elaboración propia.

Lo que menciona el horticultor cordobés no es un dato menor. La mano de obra durante las cosechas es importante y muchas veces se convierte en una problemática para el sector. Según Truccia, cada vez menos personas se dedican a la actividad. Las razones giran en torno al desarraigo rural que se profundiza de generación en generación y a las condiciones bajo las cuales se trabaja -climas de mucho calor o de intensos fríos.

A ese factor se suman los costos: las hojas verdes, por lo general, suelen ser productos económicos para los consumidores si se los compara con otros. Por lo tanto, la diferencia que obtienen los productores al comercializarlo es bastante acotada.

“Nosotros producimos todo en dólares y vendemos la espinaca en pesos. La inflación, los movimientos del dólar y la demanda nos afectan directamente. Actualmente la situación es compleja para los productores, ya sea por la pandemia, por las caídas de las ventas mayoristas o por la falta de consumo la rueda no gira. Nuestro trabajo no vale lo que debería valer. Durante la pandemia no paramos ni un día de trabajar y seguimos en una situación de perdida”, aseguró Truccia.

El mayor porcentaje de la producción de espinaca que se hace a nivel nacional va a los mercados concentradores para su consumo en fresco. Sin embargo, algunas zonas poseen hectáreas destinadas exclusivamente a la producción para industria, como sucede en Buenos Aires y Mendoza. Esto se debe a que ambas son zonas frías, con climas secos y las cosechas de espinaca pueden extenderse durante los meses de verano sin riesgo de que la hortaliza pierda calidad. En esos cinturones verdes las hectáreas sembradas para la industria son mayores y la cosecha se hace de forma mecánica a diferencia de lo que sucede para el mercado en fresco.

“Para vender a la industria los productores tienen que hacer entre 8-10 hectáreas de espinaca para que les sea rentable. La cosecha se hace de manera mecánica y se le hace dos cortes al cultivo. El precio del producto en la industria generalmente se fija de manera anual y se paga por kilo. Del año pasado a este, por ejemplo, el precio tuvo un aumento aproximadamente del 48% acompañando el nivel inflacionario. Esto es rentable siempre y cuando el dólar se mantenga, si se mueve el valor se vuelve a negociar Lo que también sucede es que muchos de los productores que producen para industria, cuando ven que el precio del fresco es bueno, terminan destinando un porcentaje de lo que hacen ahí”, explicó a este medio Mariano Gatti, técnico de INTA.

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