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Política Sectorial

La doble cara de la devaluación en la fruticultura del Alto Valle

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|Alto Valle|

La fruticultura del Valle atraviesa una situación paradójica: por un lado, la suba del dólar motiva nuevamente al sector exportador al envío de mercadería hacia Brasil. Por otro lado, los productores ven comprometida su situación ante el encarecimiento del valor en los insumos.

Las empresas exportadoras, que comenzaron a reestructurar sus operaciones comerciales para la segunda parte del año, vuelven a ver con buenos ojos la posibilidad de colocar la fruta en el mercado brasilero a partir de la fuerte suba del dólar ocurrida durante las últimas semanas.

Esto cambia el panorama de comercialización: peras y manzanas almacenadas en cámaras frigoríficas (que estaban destinadas al consumo interno) podrían ser redirigidas hacia Brasil, a partir de las mejoras en el ingreso económico que representaría la paridad cambiaria actual para los empresarios del sector.

En el último año la moneda argentina se devaluó en más del 50%, a diferencia del real que lo hizo en un 20%. Esto coloca al mercado brasilero con mayor capacidad de compra y es un aspecto a tener en cuenta a la hora de cerrar los retornos en pesos que percibe la actividad.

Otro factor que influye en esta situación es la caída en la demanda por parte del mercado interno. La crisis económica (con subas de tarifas, caída del salario, pérdida del poder adquisitivo) repercute directamente en la caída del consumo, donde frutas y verduras no son la excepción.

Bajo este punto de vista, la devaluación “favorece” la actividad de una parte del sector frutícola del Alto Valle. El movimiento cambiario podría devolverles a los exportadores la competitividad externa perdida en los últimos años, que orientó la mercadería hacia el mercado interno. El titular de la CAFI, Pablo Cervi, afirmó que es una posibilidad concreta que aumenten las exportaciones al país vecino "teniendo en cuenta la competitividad cambiaria” que poseen actualmente.

Pero la otra cara de esta moneda son los chacareros, ya que el dólar también está detrás del costo de la cadena productiva. Como en otros rubros (del agro o la industria) los costos en fruticultura aumentan a la par del encarecimiento en los insumos, que cotizan en dólares. “El distribuidor de agroquímicos te cobra en dólares. Si el dólar aumenta un 30%, vos le debes en pesos un 30% más. La mano de obra se paga también con aumento, en algunos casos hasta en un 40% o 50% por el costo de vida de la gente”, contó a Revista InterNos Gabriel Gómez, productor de la región del Alto Valle.

Otro factor que agrava el panorama es el sistema de pagos “diferido” que los exportadores realizan con el sector productivo. “El 99% de los productores tiene un sistema de pago en cuotas con una cancelación a fin del ciclo. Por ejemplo, se carga un buque de manzanas en marzo y a mediados de mayo ya los exportadores ya lo cobraron. Al productor le dan un anticipo, que se recibe inmediatamente. Pero el resto se paga mediante un sistema de cuotas y te terminan de abonar en noviembre”, detalla Gómez.

“Si el exportador pagara inmediatamente el valor de la fruta que se le vende, el aumento del dólar sería un beneficio importante para los productores. Pero como lo hacen a fin de año, para cuando llega esa plata ya aumentaron el gasoil, los agroquímicos y el costo de vida, ya no tiene sentido”, detalló.

En concreto, la devaluación del dólar permitirá al sector exportador negociar su mercadería a buen precio, aumentando el margen de rentabilidad y recuperando aunque sea en parte el número de envíos que en los últimos años cayó considerablemente. Paradojicamente, estos beneficios no alcanzan al sector productivo (eslabón fundamental de la cadena frutícola) que debe hacerse cargo de los aumentos en los costos, en muchos casos sin la posibilidad de guardar su mercadería en frío para especular con mejores condiciones de venta.

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