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Producción

El INTA busca optimizar el manejo pos cosecha de cebolla

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|Buenos Aires|

Los días 15 y 16 de marzo se produjeron intensas lluvias en los partidos de Villarino y Patagones que perjudicaron sobre todo a la franja central del valle bonaerense del río Colorado, donde una importante cantidad de lotes de cebolla en pila sufrió anegamientos, con la consecuente pérdida en calidad y cantidad de mercadería.

El INTA Hilario Ascasubi viene evaluando desde hace tres campañas la posibilidad de almacenar la cebolla –y también otros cultivos con pos cosecha a campo, como el zapallo- en bolsones tipo big-bag o bines de madera, que puedan colocarse fuera de la zona de cultivo para reducir potenciales pérdidas.

Tradicionalmente, en el Valle del Río Colorado (Mayor Buratovich, Hilario Ascasubi, Pedro Luro, Villalonga) se realiza pos cosecha en pilas. La cebolla se cubre parcialmente con un polietileno que la protege de la lluvia y le garantiza la circulación del aire, útil para el proceso que se denomina “curado”, es decir, el secado de la misma una vez que fue extraída del suelo. En ese proceso se produce el “cerramiento” del cuello de la cebolla, que es un factor de calidad al igual que el color “castaño” de la cáscara en las cebollas de días largos, propias de la región. En un clima óptimo –baja humedad relativa y altas temperaturas- las cebollas bonaerenses adquieren estas características atrayentes para el mercado.

Imágenes de los campos luego de las lluvias de marzo

“Las condiciones ambientales típicas para realizar este tipo de almacenamiento en la zona son muy buenas, por eso el productor se mantiene en esta práctica. No obstante, los niveles de pérdida ante eventos climáticos como las recientes lluvias -en algunos casos hasta 140 mm, con lotes totalmente bajo agua- generan pérdidas considerables. Y es una pérdida donde el productor ya cosechó, ya hizo todas las inversiones”, explicó a Revista InterNos Juan Pablo D´Amico, ingeniero agrónomo e investigador de la Estación Experimental del INTA Hilario Ascasubi.

El investigador del INTA y su equipo proponen adoptar un cambio de paradigma en este proceso. “Proponemos retirar la cebolla del campo y poner la mercadería protegida de las inclemencias ambientales. Vale decir que no estamos descubriendo nada, hay algunos productores de punta que lo realizan hace años. Pero buscamos poner a disposición todas las herramientas necesarias para que la mayoría de los productores puedan comenzar a realizarlo”, explica D’Amico.

De esta manera, los bolsones pueden disponerse en galpones, tinglados o zonas del lote menos inundables, previniendo en principio pérdidas por inundaciones. Pero hay otras ventajas. Esta disponibilidad de la mercadería permite al productor aprovechar las subas puntuales de precios en el mercado, muy comunes en la horticultura (por ejemplo por eventos climáticos). “Si vos tenés cebollas en bolsones y en un lugar preparado en el que podés acceder fácilmente, ante cualquier faltante de mercadería corrés con ventaja. Ese es hoy por hoy el negocio de los galponeros que pueden estoquear mercadería, y tranquilamente podría ser del productor”, dice el investigador.

Además, desde el punto de vista agronómico, este sistema permite que los residuos generados por el descole y descarte de la cebolla no se concentren en una región del lote, evitando convertirlos en una fuente inocula de enfermedades. En la zona de Hilario Ascasubi, cuenta D’amico, en años húmedos es muy común observar problemas con la “batecteriosis” o “pico de agua”, enfermedad ocasionada por un conjunto de bacterias que genera pudriciones acuosas en el almacenaje de la cebolla. “En épocas de baja humedad relativa no hay problemas, pero en años húmedos las pérdidas alcanzan el 40%. Hemos sido noticia por la mala calidad de nuestra cebolla”.

Para el ingeniero agrónomo cambiar el método actual de pos cosecha permitirá también mejorar la calidad del trabajo de los operarios. “El descolado de la cebolla es manual, hay que ir a hacerlo al campo. En los meses de mayo y junio, con frío y fuertes vientos, se hace realmente duro. Pero si vos podés aislar y reparar esa zona, tenés la posibilidad mejorar las condiciones de los operarios para el descolado y embolsado de la mercadería”.

Con esta estrategia de pos cosecha el lote se liberaría de manera temprana, permitiendo realizar un manejo racional del suelo para evitar la erosión, la emergencia de malezas y el tratamiento de los residuos, que podrían aprovecharse incluso para el compostaje, volviéndose un activo para los productores (hoy el INTA Hilario Ascasubi posee amplia experiencia en esta técnica, que comenzó a desarrollarse precisamente para dar respuesta a esta problemática). Incluso se podría trabajar en Siembra Directa, método que propone sembrar sobre el suelo cubierto de material vegetal (sin labranza previa) para ahorrar trabajo en mano de obra, reponer nutrientes y controlar malezas, entre otras cosas.

Como se mencionó al principio, para reemplazar el apilado de la cebolla en el lote los productores pueden optar por los bines de madera (similares a los que se utilizan en fruticultura) o pueden utilizar bolsones. “El bolsón es mucho más fácil de manipular, limpiar y guardar. En cambio con los bines, para operar en un campo medianamente grande, tenés que tener una gran cantidad y requieren un lugar de guarda y mantenimiento, lo que lo hace más complejo”, opinó D’Amico.

Y agregó: “Para el pequeño productor el bolsón es más simple. Si se trabaja con envases de madera, se necesita mecanizar primero el traslado de los envases vacíos y luego llenos. Con bolsones sólo se necesita mecanizar el traslado de bolsones llenos que van a ir hacia el depósito”.

Utilización de bolsones también en zapallos

La dificultad de adaptación de esta metodología radica en los costos que representa. Aunque no son altos, hoy poner la cebolla apilada en el campo tiene costo cero, mientras que cada bolsón debe adquirirse a un valor de 7 dólares. El otro costo que actualmente no tienen los productores es el de retirar los bolsones de mercadería con un tractor hacia una zona alejada del lote.

“Desde el punto de vista técnico no hay grandes limitaciones. Si uno saca la cebolla del lote y en vez de hacer la pila la mete en el bolsón, los tiempos de pos cosecha para el curado de la cebolla son los mismos. El único costo que tenés es el del bolsón, que tiene una vida útil estimada en 3 años”.

La propuesta de los investigadores del INTA no implica grandes inversiones y permite reducir, a través de la tecnificación, las pérdidas por eventos climáticos o de mala calidad del producto. Es en definitiva atender el primer eslabón de la cadena de pérdidas que se producen en el sector hortícola.

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