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Política Sectorial

Movimiento Agrario de Misiones: medio siglo de lucha y conquistas

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*Por Sergio Alvez para Agencia Tierra Viva

|Misiones|

El 28 de agosto de 1971, en Oberá, nació el Movimiento Agrario de Misiones (MAM), con el objetivo de defender a los pequeños y medianos productores, la lucha por la tierra y por formas justas de producción y comercialización. Repaso por sus masivas movilizaciones, las miles de hectáreas sembradas, la represión durante la dictadura cívico-militar, la vuelta a la democracia y el presente: “Seguimos de pie y apostamos por un mundo mejor”.

“Debido a una situación económica social de injusticia que afecta a todas las familias agrarias, en especial a las de los pequeños y medianos productores; ante la falta de una organización de base que les permita constituir, por medio de la unidad, un factor de influencia ante los sectores de decisión para conseguir soluciones de fondo a sus problemas; y ante el gran éxodo de la juventud agraria de Misiones; se propone constituir el Movimiento Agrario de Misiones como instrumento de defensa, servicio y control de los intereses económicos y sociales de los agricultores”. Con esta proclama, plasmada en su estatuto, nacía hace 50 años el MAM.

El Movimiento Agrario de Misiones (MAM) es una organización sindical emblemática de la lucha campesina, que emergió como referencia provincial de Las Ligas Agrarias del Nordeste, un conglomerado que combatió al modelo de desarrollo dominante en la década del 70, un esquema económico totalmente adverso para pequeños productores y trabajadores rurales.

Las Ligas Agrarias tuvieron un gran protagonismo en la década del ’70 y su ocaso comenzó en marzo de 1976 con el Golpe de Estado. El MAM fue el único movimiento agrario regional que persistió y se reinventó ya en democracia.

28 de agosto de 1971

El salón Kasner, de Oberá, la localidad de la Zona Centro de Misiones, donde en 1936 había ocurrido una brutal masacre contra colonos inmigrantes que protestaban por los bajos precios de la yerba y el tabaco que producían –entre otras reivindicaciones- , fue epicentro aquel 28 de agosto de 1971 de la asamblea que formalizó la existencia del MAM.

Participaron 95 delegados de 65 colonias (parajes rurales). Ese día se aprobaron estatutos y se eligieron a los miembros de una Comisión Coordinadora Central: Anselmo Hippler, Antonio Hartman, Juan Carlos Berent, Luis Bilinski, Marino Loch, Orestes Pedro Peczak, Bonifacio Flores, Clara Polachinski, Caldino Krain y Eugenio Kasalaba.

“De esta asamblea surge también un primer petitorio en donde se intentaba ya conjugar las reivindicaciones de los distintos tipos de colonos: fijación de precios con reajuste para la yerba mate, pago de las remuneraciones atrasadas por parte del mercado consignatario de yerba mate, prohibición de la importación de productos cultivados en el país, facilidades para exportar tung y té, otorgamiento de tierras a los campesinos pobres; todo esto dentro de un contexto de reclamos a través de los cuales se posicionaban antagónicamente frente a las estructuras monopólicas en la comercialización, industrialización, exportación e importación de yerba mate y té y, en segundo término, frente a la posesión latifundista de la tierra”, explica el investigador Guido Galafassi en su trabajo El Movimiento Agrario Misionero en los años setenta.

 

Protesta, movilización y alternativas de desarrollo rural

Apenas unos días después de su fundación, el MAM protagonizó su primera manifestación. Fue el 8 de septiembre de 1971, también en Oberá, y bajo la consigna: “El campo de Misiones y toda su economía se encuentran al borde de la quiebra”. Participaron más de 4000 personas que exigían, como consta en el documento entregado luego al gobierno provincial, que se fijen precios mínimos para el té verde, almidón, tung y demás cultivos; que se declare zona de emergencia a la provincia de Misiones; que se prohíba toda importación de aquellos productos, siempre y cuando la producción nacional alcance a satisfacer la demanda interna; que se cancelen las retenciones a las exportaciones de té y tung, que se entreguen títulos a los ocupantes de la tierras fiscales; que se ponga en marcha un amplio plan de colonización entregando tierras a los que no tienen; que se haga una planificación de la producción; y que se entreguen créditos a largo y corto plazo.

Un mes más tarde, ante la falta de respuestas, el MAM convocó a una marcha hasta la ciudad de Posadas, pero solamente se pudo llegar hasta la localidad de Candelaria, debido a la feroz represión ejercida contra los colonos por parte de la policía provincial y la Gendarmería Nacional. Para muchos, este fue el “bautismo de fuego” del MAM.

Salvador Torres, quien actualmente es Secretario General del MAM, en diálogo con Agencia Tierra Viva, cuenta que la mayoría de los primeros referentes del MAM fueron integrantes de la Juventud Rural Cristiana, que deciden pasar de la prédica a la acción directa: construir un gremio en defensa de los agricultores de Misiones. “Al poco tiempo de crearse el MAM surgieron las primeras movilizaciones, los primeros logros. Fueron movilizaciones muy masivas; se consiguió que se pague a los productores lo que estaba retrasado, y eso hizo que la organización cobre mucha más fuerza a pesar de que las primeras movilizaciones sufrieron represiones muy fuertes”, recuerda.

La organización se fortaleció hasta 1976. Con la dictadura militar la organización fue prohibida. Quien fuera secretario general, Pedro Peczak, fue asesinado. Decenas de integrantes de la organización sufrieron detenciones, torturas y desapariciones.

Los editoriales y artículos del órgano de prensa del MAM en sus primeros años, el periódico Amanecer Agrario, dan cuenta de la profundidad de análisis de Pedro Peczak, Secretario General del gremio y militante histórico, cuyo nombre integra la lista de víctimas de la dictadura en Misiones.

En junio de 1973, en el periódico 15, Pedro Peczak firmó un editorial donde planteó: “No solo la producción, sino también la elaboración y comercialización de las riquezas deben estar en manos de los trabajadores. Los sectores básicos de la economía no deben ser monopolizados. Deben expulsarse inmediatamente y sin compensación todas las empresas monopólicas. La tierra debe ser de una vez por todas para quien la trabaja. La salud no es una mercancía. Debe haber asistencia médica eficaz y gratuita para todos. La educación debe dejar de ser un privilegio de las clases dominantes, y debe llegar a todos los hijos de los trabajadores y servir para la liberación del pueblo”.

La mujer rural de Misiones

Amanecer Agrario tuvo su primer número en junio de 1972 con una impresión de 8000 ejemplares. Además de registrar las luchas y actividades del MAM, el periódico publicaba documentos y columnas entre las que se destacaba “La Mujer Rural Misionera tiene la palabra”.

La coordinación del órgano de prensa estaba a cargo de Estela Urdániz, quien contaba, entre otras personas, con la colaboración de otra militante del MAM, Susana Benedetti. “Estela fue la impulsora de la cuestión de la mujer en el periódico y en la organización. No hablábamos de ‘género’, sino que hablábamos de la igualdad entre varones y mujeres. Y dentro de lo que yo estaba convencida, yo era mucho más joven que ella y por ahí ansiaba, pero ella tenía sus métodos para que las mujeres vayan despacito ganando su espacio. Y dentro del MAM fue una de las pioneras, como otras compañeras que desde el costado nos ayudaban e impulsaban para que el tema género fuera tratado y respetado, para que en el Movimiento Agrario eso tuviera su peso y diera resultado”, explicó Benedetti en una entrevista con el periodista misionero Sebastián Korol, quien realizó una exhaustiva investigación en torno a la figura de Urdaniz.

“Además de editar el periódico, Estela trabajó en el armado de otras piezas gráficas, que no solo buscaban fortalecer la comunicación con las bases, sino también generar mayor participación. Estela estuvo al frente de la edición general de Amanecer Agrario desde su génesis, en junio de 1972, hasta julio de 1974, cuando se produjo la ruptura en el interior del MAM que desencadenó la formación de las Ligas Agrarias de Misiones, con una línea política más combativa. Urdániz acompañó a este último grupo, que tenía al frente a Pedro Peczak, los hermanos Anselmo y Valdimiro Hippler, el sacerdote tercermundista José Czerepak y el asesor Pablo Fernández Long”, precisa Korol.

Estela Urdániz fue desaparecida por al dictadura cívico-militar. Señala Korol: “Hacia fines de 1975 el clima de inestabilidad política se tornó insostenible. El golpe era inminente. La violencia de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) contra los sectores sociales movilizados y organizados iba en aumento. Cuando los días se volvieron demasiado peligrosos, Estela salió de la provincia. Estuvo un tiempo en Buenos Aires y luego se dirigió hasta Córdoba, donde se cree que la secuestraron”.

División, rupturas y debilitamiento

La ruptura hacia el interior del Movimiento Agrario de Misiones (MAM) en 1974, que diera lugar a las Ligas Agrarias de Misiones (LAM), debilitó la creciente lucha que los pequeños productores misioneros venían sosteniendo. Según Juan Carlos Berent, ex preso político, figura histórica y fundacional del MAM, “a partir de esa división nunca volvió a ser lo que era antes, y ello benefició a los monopolios y no a los colonos. Para noviembre de 1975, ya ni el MAM ni las Ligas Agrarias tenían fuerza y todos sabíamos que el golpe de Estado era cuestión de meses o días”.

La dictadura militar hizo estragos en hombres y mujeres del MAM y las LAM. La investigación “El agro misionero y la represión durante la última Dictadura cívico-militar: testimonios”, coordinado por Amelia Báez y Javier Gortari, detalla el padecer de los campesinos misiones, con persecuciones, detenciones y muerte. Las historias de secuestros en las chacras misioneras se entrelazan de a docenas.

Democracia, reorganización y lucha

“Con la vuelta de la democracia comenzamos lentamente a reorganizar el MAM con los compañeros que quedaron. La situación económica se había agravado y toda la estructura lograda previa al golpe se vio devastada. Fuimos pocos los que nos animamos a continuar con la lucha”, afirmó Eliseo Baidowski, ex militante del MAM que sufrió en carne propia la cárcel y la tortura.

Salvador Torres relata que costó mucho volver a empezar, pero ya para principios de los ’90 se retomaron algunas movilizaciones en reclamo del precio del té principalmente, se hicieron grandes movilizaciones, y surgió también la lucha por la tierra. Se logró una expropiación de 8000 hectáreas en el año 94, y se empezó a abrir “un camino de lucha que hasta hoy lleva conquistada más de 100.000 hectáreas con lucha directa, todo para la agricultura familiar”.

El Tractorazo, La Ley de Arraigo y Colonización, la creación de las Ferias Francas y otras disputas y conquistas, signaron los años que van desde la vuelta a la democracia hasta el presente del MAM, organización que forma parte de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).

Este 28 de agosto, los 50 años de historia del MAM se conmemorarán con un acto y un “feriazo” en el Centro Cívico de Oberá. Por la tarde, se presentará el documental “Gallo fino”, de Sebastián Korol, que rescata la vida y obra de uno de los fundadores del movimiento, el cura José Czerepak.

Sobre el presente del MAM, Salvador Torres explica que una lucha fuerte es contra el monocultivo de pinos, que intenta desplazar a los productores de sus chacras, donde hay intentos de desalojos y donde, claro, también hay resistencias.

“Junto a la lucha por la producción y comercialización de alimentos, sigue siendo una lucha importantísima la lucha por la tierra y la lucha por la búsqueda de un modelo de producción para el sector campesino. Así que celebramos 50 años, por un lado, un poco triste por lo que nos pasó, por lo que le pasó principalmente a los compañeros que entregaron su vida por la causa, pero por otro lado felices porque seguimos de pie y porque tenemos fundamentalmente mucha esperanza. Apostamos por un mundo mejor”, resume Torres.

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