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Producción

Financiar la fruticultura del Valle para ahorrar en salud pública

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|Río Negro|

Alfredo Palmieri, ex ministro de Producción de Río Negro; Jorge Thefs, de Productores Argentinos Integrados S.A. y Miguel Ángel Giacinti, consultor de Gabinete MAG son los encargados de sostener esta afirmación: Si se invierten 270 millones de dólares anuales en financiar el capital de trabajo (con créditos) en el Valle de Río Negro para obtener fruta de calidad, el Estado se ahorrará $1800 millones de dólares anuales del gasto en salud pública.  Además habrá recuperado empleo y calidad de fruta exportable lo que le trae, en consecuencia, aumento de recaudación.  

Si bien la relación puede ser obvia no siempre es tan directa y no todos se han tomado el trabajo de encontrar los hilos financieros que unen una cosa con la otra. Esto es lo que hicieron los investigadores - todos de trayectoria en el Valle- en el trabajo que se presentó a finales del 2020 en la reunión anual de la Asociación Argentina de Economía Agraria.  El objetivo es demostrar la necesidad de arribar a un financiamiento crediticio de la producción  que apunte a obtener fruta de calidad - lo que no necesariamente implica nuevas variedades pero si mayor tecnología y mejoras en procesos de empaque- para lograr un aumento del consumo interno, competitividad internacional, promoción del empleo sustentable y recupero de recursos públicos vía recaudación y ahorro en salud pública.

En primer lugar el trabajo parte de asumir que  hay una correlación entre el descenso que se registra en el consumo de fruta,  la disminución en la exportación de frutas en fresco y la menor producción (puntualmente en el periodo 2005 a 2019) para el caso de la fruta del Valle. En el caso de la manzana, los números indican que la exportación equivalente por habitante disminuyeron de 17.51 kilos por año  a 9.69 kilos entre 2005 y 2019; mientras que la disponibilidad anual para la venta en el mercado interno se redujo de 10.59 a 8.52 kilos/hab en el mismo periodo.

Según los autores, buena parte de la causa por la cual los argentinos estamos muy lejos de las cinco porciones diarias de FyV tiene que ver con la calidad.  "La ponderación en la apariencia el concepto de calidad es decisivo, en particular en nuestro país", explican retomando un trabajo de Galmarini sobre las preferencias de consumo frente a la manzana.

A partir de los datos del Libro Blanco 2016, los autores afirman que el retorno económico negativo de la producción entre 2010 y 2019 totalizó más de 550 millones de dólares, teniendo al deterioro de calidad comercializada en fresco como la mayor causa para este decrecimiento. Una consecuencia no deseada de este aumento de la calidad comercial y deterioro de la fruta se observa en la sustitución de la manzana por la banana. En el mercado interno la segunda a crecido a expensas del decrecimiento de la primera. El consumo en Argentina entre 2011 y 2019 vio reducir la demanda de manzana en 40.171.920 kilos mientras que se incrementó la de banana importada en 36.863.921 kilos. (totales)

En Argentina, para el período 2017/2019 los Argentinos consumimos 10 kg/hab/año de banana importada contra apenas 6 de manzana nacional

En base a esto, la propuesta de los técnicos es evaluar el impacto de un programa de inversión para mejorar la calidad -a los niveles del año 2010-  ya que eso permitiría un equilibrio económico al sector con un mejor retorno por la fruta (+0,4 centavos dólar kilo), fortaleciendo la posición comercial en general tanto para mercado interno como externo.

En su trabajo aseguran que, de hacerse la inversión, se podría recuperar los 4,3 millones de jornales directos que actualmente se han perdido en el clúster frutícola de Río Negro y Neuquén (equivalente a 180 jornales por hectárea) ya que 2010 se registraban 10.5 millones de jornales. Sobre este punto, los autores insisten: "Se dejaron de pagar salarios por 3.200 millones de dólares entre 2010 y 2019. Esta reducción implica una caída en la recaudación impositiva y gremial -obras sociales, por ejemplo- de 703 millones de dólares; a lo que debe adicionarse la pérdida impositiva indirecta de 572 millones de dólares del impuesto al valor agregado que conlleva el consumo del salario y sin evaluar el aporte solidario de apoyos gubernamentales a los trabajadores expulsados del clúster frutícola".

"El problema estructural es un problema de calidad de la producción. Pero además, hay que asumir que la cadena de valor  no termina en la venta sino en la salud de cada argentino. Por cada 100 dólares que no se invierten en la producción, estamos gastando 200 dólares en salud por la falta de consumo y además lo que se pierde de recaudar de impuestos", dice Miguel Giacinti.  Además de la inversión con créditos para recuperar el capital de trabajo, habría que considerar  financiamiento en tecnología. "Unos 430 millones como stock para financiar mallas anti granizo a los fines de minimizar el daño climático en la fruta y aumentar la oferta de buena calidad para venta en fresco" apunta el consultor del Gabinete MAG.

Además, desde esta perspectiva los autores plantean que direccionar fondos públicos para promover el consumo de frutas y vegetales de producción local en nuestro país, frente a un déficit de 57.3% en frutas con relación al nivel recomendado, permitiría ahorrar no menos de 13.800 millones de dólares en el presupuesto nacional con un impacto del 28.7% (considerando que la ineficiencia del sistema sólo traduce en beneficio la mitad de la reducción de la brecha actual en el consumo).

Direccionar fondos públicos para promover el consumo de frutas y vegetales permitiría ahorrar no menos de 13.800 millones de dólares en el presupuesto nacional

En momentos donde el mundo atraviesa una crisis sanitaria fenomenal, donde la alimentación con frutas y verduras se erige como respuesta para mantenernos saludables y fuertes, es imposible no asumir la importancia del impacto económico de la mala alimentación. "Es un problema de dirigencia pero no solo del sector público sino también del sector privado" explican los autores.

 

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