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Comercialización

Zapallos: ¿Consumo en caída?

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Foto: MCBA

|Argentina|

A pesar de que el zapallo, en sus distintas variedades, puede producirse a lo largo y ancho de todo el país, algunos productores observan una caída en el consumo en los últimos años. A eso hay que sumarle que las hectáreas productivas de esta cucurbitácea son cada vez menos y los horticultores ya no la eligen como su actividad principal. Los motivos: desequilibrios coyunturales en materia económica, la dolarización de los insumos y la incidencia que tiene el clima en su producción.

Según un estudio realizado en 2013 por la Estación Experimental Agropecuaria del INTA La Consulta Centro Regional Mendoza - San Juan, entre 1988 y 2002 la superficie cultivada de zapallo en todo el país cayó un 21%. Es decir, se pasó de producir 39.360 hectáreas a 32.495. Si bien hoy no existen datos precisos sobre la cantidad de hectáreas implantadas a nivel nacional, los productores aseguran que la producción de zapallo viene decreciendo considerablemente.

Zonas productoras por excelencia se pueden señalar dos. Por un lado el norte del país compuesto por las provincias de Tucumán, Salta, Catamarca y Santiago del Estero. Ahí la cosecha de zapallo se da en los meses de octubre y sus productos permanecen en el mercado aproximadamente hasta enero. La principal variedad que se produce es el zapallo plomo o el criollo, característico de nuestras comidas patrias. El consumo en estas provincias es por lejos el más alto del país. En segundo lugar se encuentra Mendoza que cuenta hoy aproximadamente con 3500/4000 hectáreas implantadas y es la que mejores rendimientos registra en el cultivo de zapallo Anco. Esto último es posible gracias a su clima seco y a las inversiones que el sector zapallero viene haciendo en los últimos años en pos de mejorar la calidad de sus productos. Su cosecha comienza cerca del mes de junio y la oferta del producto se mantiene en el mercado hasta septiembre/octubre.

Otras de las provincias que producen zapallo son Buenos Aires y Córdoba en cantidades más pequeñas. En la primera, la producción se sitúa principalmente en las zonas aledañas a Bahía Blanca que cuentan con 2500 hectáreas en total y a esta se le suman 500 hectáreas en Mar del Plata.  En esos sectores las cosechas se dan entre los meses de marzo y julio. A pesar de que el zapallo tenga un lugar dentro de los cinturones bonaerenses, su producción no es abundante y viene en caída. El principal motivo es el clima. Buenos Aires y particularmente las zonas de Mar del Plata cuentan con un clima demasiado húmedo, por lo tanto el rendimiento de los campos de zapallo es bastante bajo. Si hay exceso de humedad, se pierde mucho volumen productivo ya que no puede conservarse en buenas condiciones por largos periodos de tiempo.

En Córdoba la producción de zapallo se lleva adelante en los cinturones hortícolas, principalmente del norte de la provincia - Obispo Trejo y Atahona-. En esas zonas los productores realizan dos cosechas al año: una en enero/febrero y la otra en el mes de abril. El factor de riesgo para los productores cordobeses también es el clima debido a la inestabilidad. Los zapallos necesitan para poder desarrollarse un clima equilibrado: ni muchas lluvias, ni mucha sequía. A eso se le suman las heladas que tienen una gran influencia en la perdida de producción.

Otro de los condicionantes para la producción zapallera es la calidad del suelo. Según los productores cordobeses, la tierra ideal para sembrar zapallo es la que se conoce como “tierra de monte” que cuenta con un perfil de suelo rico en nutrientes y con porcentajes de humedad óptimos. Sin embargo, en los últimos años al no poder sembrarse en dichos lugares los productores llevan adelante la siembra en campos menos beneficiosos. Los costos frente a esta problemática se vuelven más altos a causa de los alquileres y ante la necesidad de utilizar productos que mejoren la calidad del suelo.

Mapa de zonas productivas: elaboración propia.

Si hablamos del consumo de zapallo, según estadísticas del Mercado Central de Buenos Aires y del INTA los argentinos consumimos cerca de 22kg de zapallo per cápita y el 70% corresponde al tipo Anco. Pero este tipo de cultivo representa para los productores el más riesgoso, ya que los porcentajes de pérdidas productivas son muy elevados. Principalmente porque el clima ideal para su producción debe ser seco. Por ese motivo, muchos productores actualmente optan por cultivar variedades de mayor resistencia. Este es el caso del zapallo plomo, el criollo, el Tetsukabuto y el Kabutia (brasilero). Sin embargo, son las variedades menos consumidas. Se ubican dentro del 30% restante, ya que los argentinos solo consumimos estos tipos de zapallos cuando elaboramos comidas patrias como el locro.

El mayor porcentaje de los zapallos que se cosechan en Argentina se destinan al mercado interno para su consumo en fresco. Pero es un sector que también tiene una pequeña participación en el mercado internacional. Las exportaciones se realizan principalmente desde Mendoza a Europa y representan el 1% del total producido. Esta baja incidencia en el mundo se relaciona a los requerimientos en calidad, sanidad y logística que los productores de zapallo deben cumplir a la hora de exportar.

Gráfico: Oferta de zapallo en el Central por zonas de producción durante el 2016. (MCBA)

En el mercado interno, el zapallo en un año puede sufrir grandes variaciones en sus precios debido a la estacionalidad de su producción y a las diferentes zonas que van cubriendo la oferta lo largo de los meses. Por ejemplo, este año las provincias del norte del país tuvieron buenos volúmenes productivos lo que generó una sobre oferta y una merma en el precio. Actualmente en el Central de Buenos Aires el precio del zapallo Anco ronda los $20 por kilo, mientras que el zapallo plomo alcanza los $27. Por su parte, el Mercado de Abasto de Córdoba comercializa el kilo de zapallo plomo entre $25 y $30 el kilo, mientras que el Anco cuesta entre $27 y $30 en bolsas de 11 y 17 kilos respectivamente.  

 

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