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Comercialización

La demanda de Europa hace crecer la exportación de kiwi argentino

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|Buenos Aires|

La Cámara de Productores del Kiwi de Mar del Plata afirmó que, dada la inestabilidad del mercado interno y el crecimiento de la demanda en el hemisferio norte (mayor consumo de la fruta en contexto de pandemia) los envíos al exterior esta temporada podrían crecer en un 50%.

Desde el punto de vista productivo, desde la tercera semana de mayo los primeros lotes ya marcaban un aumento significativo de la oferta para este año. Muchas de las plantaciones sembradas cuatro o cinco años atrás están ingresando en su ciclo productivo más fructífero, lo que significa que, si el clima acompaña durante las próximas campañas, las perspectivas para el sector es que los volúmenes se mantengan en alza.

“Además, hay una mejora tecnológica permanente que genera el aumento de productividad. El kiwi es muy noble en ese aspecto. Cuando se le mejoran las condiciones, que estructuralmente son muy buenas por el clima y el suelo, responden. Y entonces tenemos aumentos que son trascendentes”, decía semanas atrás a Revista InterNos Ricardo Nejamkin, productor y miembro fundador de la Cámara de Productores de Kiwi de Mar del Plata.

Este año los productores estiman que hacia el final de la campaña las exportaciones podrían crecer hasta un 50% respecto al año 2019. Influyó principalmente la elevada demanda del mercado europeo, ya que a causa de la pandemia sus consumidores comenzaron a interesarse en productos de alta vitamina C. A esta situación debe sumarse un mercado interno inestable debido a la situación económica del país por el aislamiento social, preventivo y obligatorio que impactó en la economía de muchos argentinos.

Habitualmente, la fruta del hemisferio sur -que incorpora la importante oferta chilena- se solapa con el fin de la campaña europea, hecho que no sucedió en esta oportunidad. Europa agotó su stock antes de lo esperado y la demanda se mantuvo firme desde un principio.

Datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Ganadería señalan que en el periodo enero/noviembre 2019 se exportaron unas 1.688 toneladas (cerca del 25% del total producido). En caso de concretarse los cálculos de la Cámara para esta campaña, se alcanzarían poco más de 2500 toneladas enviadas al exterior.

No obstante el crecimiento de los envíos, cabe mencionar que Argentina no tiene real peso en el mercado internacional del kiwi, como da cuenta en esta nota el medio Bichos de Campo. Actualmente ocupa el 14° puesto en la producción mundial, aportando 0,20% del volumen producido. En el mercado externo su producción representa el 0,03% del total mundial. Allí lideran Nueva Zelanda (43%), Italia (23%), Bélgica (12%) y el propio Chile (8%).

Habitualmente, la fruta del hemisferio sur -que incorpora la importante oferta chilena- se solapa con el fin de la campaña europea, hecho que no sucedió en esta oportunidad. Europa agotó su stock antes de lo esperado y la demanda se mantuvo firme desde un principio.

En este sentido, Nemjakin afirmaba a este medio que los productores argentinos todavía ven la exportación como un camino a recorrer. “Pensamos en la exportación como un objetivo de largo plazo, cuando podamos incrementar por diez la producción y ahí sí hacer envíos con los saldos exportables. Hoy no tenemos saldos. Hoy se exporta para medirnos con el mundo, para tener las puertas abiertas, para que el producto se conozca. Pero en realidad, a todos nos conviene vender en el mercado interno”, explicaba el productor.

Lo que sucede es que el precio nacional por la fruta siempre es bueno ya que se establece mediante el precio de importación. Es decir, se toma como referencia lo que le cuesta a un operador importar fruta -por ejemplo producida en Chile- y transportarla hasta los distintos mercados mayoristas del país.

Y si bien -tal como señalan desde la Cámara- la fruta argentina es un producto que puede competir a nivel mundial con la mercadería chilena e incluso alcanzar la calidad Nueva Zelanda (quien lidera el mercado en este sentido) lo cierto es que la estructura impositiva y los costos operativos impiden la rentabilidad del negocio.

En el mismo sentido, cabe recordar que nuestro país es “deficitario” de kiwi, motivo por el cual la producción local siempre tiene precio y nunca corre peligro de sobreoferta. Incluso existe fuerte dependencia de la fruta importada: se estima que de los 21 millones de kilos que se consumen por año, poco más de la mitad llegan de países como Chile o Italia.

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