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Comercialización

Remolacha: muchos usos, pero poco consumo

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Foto: Leticia Riera (Revista InterNos)

|Argentina|

La remolacha es una de las hortalizas más populares en nuestro país, aunque su consumo promedio es relativamente bajo si se la compara con otras de su tipo: 2.5 kilos por habitante por año. Una de las características más importantes de este alimento es que se pueden consumir todas sus partes, desde la raíz hasta las hojas, y que entre sus propiedades nutritivas contiene altos niveles de antioxidantes, carbohidratos, acido fólico y agentes antiinflamatorios únicos que ayudan a la prevención de diferentes tipos de cáncer.

Al igual que las hortalizas de hojas verdes, la remolacha se produce en la mayoría de los cinturones hortícolas de nuestro país. Su cultivo se desarrolla durante todo el año, lo que permite cubrir la oferta en los mercados mayoristas de manera permanente. Pero en determinadas estaciones y según la zona donde se produzca, su calidad puede ser mejor y sus volúmenes productivos mayores.

En los cinturones verdes de Buenos Aires, por ejemplo, la remolacha se produce principalmente en la época de primavera-verano. Durante esas estaciones, el producto registra mejores rendimientos y una calidad óptima gracias a las condiciones climáticas de la zona. Las cosechas allí se realizan entre los meses de agosto y mayo. Esta región es la principal abastecedora de remolacha del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) con una participación en la oferta del 87% y aporta aproximadamente 4.500 toneladas anuales al concentrador.

Santa Fe es otra de las provincias en donde se produce remolacha. El mayor porcentaje de lo que se cosecha en  la zona se dirige al mercado mayorista de la ciudad, pero en épocas invernales también aporta algunas toneladas al MCBA -menos de 1000 al año- cuando la oferta de la hortaliza en Buenos Aires es menor. Las cosechas en esa región se llevan adelante en los meses de abril a noviembre. Lo mismo sucede con Santiago del Estero y Córdoba, dos regiones que ante las intensas temperaturas veraniegas que registran obtienen las mejores producciones durante el invierno. La dificultad que atraviesan los productores de esas provincias son los costos de transporte que muchas veces, en comparación al valor de la hortaliza, son muy elevados y eso dificulta la posibilidad de comercializar sus remolachas más allá de los mayoristas locales.

“Antes Santiago del Estero hacía mucha remolacha en temporada de invierno y las comercializaba en el Mercado Central de Buenos Aires porque tenía buenas temperaturas, pero ahora con los aumentos en transporte y lo caro que sale todo se les hace imposible. A los cinturones cada vez más les conviene vender en los mercados cercanos. A eso hay que sumarle la dolarización de los insumos y el hecho que el mercado no está respondiendo a los costos productivos”, aseguró a InterNos José Rodriguez, productor de remolacha de González Catán, Buenos Aires.

 

Elaboración propia.

De acuerdo a las estadísticas del MCBA, los ingresos de remolacha en los últimos diez años se mantuvieron uniformes: 5000 toneladas anuales. La mayor cantidad de mercadería se registra en el mes de marzo – más de 500 toneladas mensuales- y de agosto a octubre -entre 400 y 500 toneladas mensuales-. Durante esos periodos los precios del producto se mantienen relativamente bajos por la mayor cantidad de oferta disponible.

En este momento, el valor de las remolachas en el Central se mantienen entre los $22 y $24 el kilo. En el caso del Abasto de Córdoba, el precio de la remolacha se encuentra en $100 el paquete de un kilo y medio de remolacha, es decir unos $60 pesos el kilo. Generalmente, la hortaliza se comercializa en jaulas de 15 kilos compuestas por 10 atados con raíz y hoja. Pero también es posible encontrar presentaciones en bolsas que contienen solo las raíces de las remolachas con un peso aproximado de 5 a 10 kilos.

Para un crecimiento vigoroso las remolachas necesitan suelos fértiles y altos en potasio. Además deben tener buen drenaje de agua. Se siembran de forma directa y de manera escalonada. Esto permite que los productores tengan producción durante todo el año. La mayor parte de los horticultores que hacen este cultivo lo hacen en superficies de no más de una  hectárea y la intercalan con otro tipo de cultivos. Utilizan semillas tanto nacionales como importadas. Estas últimas, si bien no son hibridas tiene mucho mejoramiento genético y eso hace que presenten mejores rendimientos. Pero su valor se encuentra a precio dólar.

“Un kilo de semillas de remolacha cuesta entre $6.000 y $7.000, y no hacés tantos surcos de siembra. A eso hay que sacarle una ganancia después en la comercialización de las cosechas y es muy complicado porque es un producto que no tiene tanto valor. Por eso muchos dejan de producir, o cambian a cultivos de mayor valor”, explicó a este medio Alberto Tassi, productor del cinturón hortícola cordobés.

Ante el costo que implica llevar adelante este tipo de producción, Tassi comentó que algunos horticultores incluso están empezando a producir plantines del cultivo para asegurarse mejores rendimientos. “Lo que pasa es que no podés estar corriendo el riesgo de sembrar directamente y perder el cultivo. Haciendo plantines tenés menos margen de error. Es el doble de trabajo, pero te aseguras una cosecha segura”, agregó el productor.

Un dato curioso es que la remolacha que se consume en los hogares argentinos es solo una variedad de este tipo de cultivo. Existen otras, como la remolacha azucarera o la forrajera que se diferencian por su uso y tienen un destino completamente distinto al que popularmente se conoce. La azucarera, es de color blanco y se cultiva para la producción de azúcar industrial. De hecho, se estima que después de la caña de azúcar este tipo de remolacha es la segunda fuente de azúcar a nivel mundial. La ventaja que tiene respecto a la caña es que es posible cultivarlas en zonas de clima templado, lo que hace mas sencillo su desarrollo.

Por otro lado, se encuentra la remolacha forrajera sobre la que hubo grandes avances en el ultimo tiempo. En nuestro país una de las experiencias más reconocidas es la que comenzó en el año 2017 de la mano del INTA Valle Medio, junto a productores locales y la empresa KWS, ante el déficit forrajero que se da en la zona de Rio Negro durante el invierno. Esta variedad les ofrece a los productores ganaderos un mejor rendimiento porque la remolacha contiene buenos porcentajes de proteínas en sus hojas y una alta concentración energética en la raíz que queda por encima del suelo.

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