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Producción

Sí importan: Rabanitos buenos, bonitos y baratos

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|Argentina|

El rabanito es una hortaliza muy popular, pero no se encuentra dentro de las más consumidas. Es propietario de un sabor picante muy particular que hace que encuentre entre los argentinos fanáticos y detractores. Así, sin grises.

Como todas las frutas y las verduras, los rabanitos tienen muchas propiedades que los vuelven un alimento saludable y nutritivo. Son antioxidantes y una buena fuente de vitamina C. Esto último hace que sean ideales a la hora de reforzar el sistema inmunológico.

Se pueden consumir crudos en ensaladas o cocidos en distintas preparaciones. Pero el principal atractivo de los rabanitos está a la vista y es su color. “Al rabanito no lo consume mucha gente, en general lo compran mucho los cocineros para decorar mesas o platos porque tiene un color muy vistoso”, comentó a InterNos Gustavo Truccia, productor del cinturón hortícola de Córdoba y operador del Mercado de Abasto de la ciudad.

Pertenece a la familia de las Cruciferas, es un cultivo de ciclo corto y de producción sencilla. Los expertos aseguran que es el cultivo secundario por excelencia porque acompaña muy bien a otras especies. Razón por la que la mayoría de los cinturones hortícolas del país lo elijen, ya que garantiza una cosecha en un lapso corto y permite tener hortalizas frescas y de calidad para comercializar.

Variedades de rabanitos hay muchas y con la incorporación de tecnologías, que permitieron generar semillas híbridas, la versatilidad de este cultivo se amplió. Sin embargo, la clave para identificar los distintos tipos que existen es observar el tamaño, el color y la forma de la raíz.  Podemos clasificarlos en variedades de raíces pequeñas, los conocidos rabanitos de coloración rojiza y puntas blancas, o variedades de raíces grandes como los rábanos que pueden ser de color negro, rosas o blancos. Este último se conoce como nabo japonés.

El rabanito puede sembrarse y cosecharse durante todo el año sin inconvenientes. Aunque recomiendan hacerlo en otoño, primavera e invierno, evitando los meses de verano. El exceso de calor modifica su sabor volviéndolo demasiado picante y esto los hace menos atractivos comercialmente.  Sin embargo, en regiones con veranos más frescos – cinturones hortícolas del sur del país o el sur bonaerense- las siembras pueden extenderse y obtener también un producto de buena calidad.

Una condición importante para el desarrollo de la raíz es la buena iluminación de la planta durante el crecimiento. La carencia de luz puede dificultar la formación de la raíz y aumentar el tamaño de hojas y tallos.

En cuanto a la cosecha, los rabanitos pueden recolectarse a los 30-45 días de haberse sembrado. Lo que sí hay que tener en cuenta es que estas hortalizas deben cosecharse en el tiempo justo, porque si se pasan las raíces pueden ahuecarse. El mismo efecto causa en la planta la incidencia de las heladas o un desequilibrio en la humedad del suelo.

Como dijimos antes, el rabanito es elegido por los horticultores argentinos por su sencillez a la hora de cultivarlo. Además, su cosecha rápida y la utilización de variedades híbridas que se adaptan a todo tipo de climas, les permite abastecer durante todo el año a los mercados mayoristas de cercanía.

Su valor en los concentradores es accesible, como la mayoría de las hortalizas de raíz. En el caso del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) y en el Abasto de Córdoba hoy el rabanito cuesta entre $40 y $50 el kilo. Pero se comercializa en paquetes de docenas.

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