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Comercialización

"Hoy Argentina no tiene un proyecto de expansión de la fruticultura"

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|Argentina|

En los últimos diez años, las exportaciones de frutas argentinas cayeron en un 50%. Los envíos al exterior de productos como limón, naranja, peras y manzanas, entre otros, se redujeron en 750.000 toneladas desde el año 2008. De allí a esta parte, el sector alternó buenas y malas campañas, pero en todos los casos se mantuvo debajo del millón y medio de toneladas que marcó su etapa más significativa tan solo una década atrás.

Recuperar la rentabilidad del negocio implica hacer frente a una diversidad de factores que van desde lo productivo a lo político, de lo logístico a lo económico. Así lo reflejaron Adolfo Storni y Ernesto Saade, ambos productores y dirigentes del sector que elaboraron un documento titulado Propuestas para el crecimiento de la fruticultura con el objetivo de compilar las demandas que la actividad ha planteado en el último tiempo para enfrentar su crisis.

Exportación de frutas. Argentina, 2008 - 2017. Fuente: Comité Frutas Argentinas.

El documento, que cuenta con un extenso diagnóstico e incorpora propuestas de trabajo, fue entregado a las cuatro principales instituciones frutícolas de fuerte perfil exportador, que concentran más del 90% de los envíos de frutas frescas en nuestro país: CAPCI (cerezas), Federcitrus (cítricos), CAFI (peras y manzanas) y ABC (arándanos). También fue recibido por diputados y senadores de la Comisión de Agricultura y Ganadería y de la Comisión de Economías Regionales del Congreso.

Muchos de los temas que presenta el trabajo no son nuevos para los actores de la cadena: alta presión impositiva, retenciones, baja productividad de campos y empaques, limitada incorporación de tecnología, envejecimiento de plantaciones, atraso varietal y problemas en la competencia por la mano de obra son algunos de los puntos que señalan Storni y Saade desde las primeras páginas.

Sin embargo, en su desarrollo también aparecen otros puntos de tratamiento más reciente como la actualización de los Mínimos No Imponibles o la creación de la Cuenta Única Tributaria, que muchas actividades reclaman para hacer uso de los saldos inmovilizados por recuperos de IVA para el pago de otros tributos (cargas sociales, ganancias, etc.).

“El objetivo del documento es sistematizar la situación de la fruticultura en Argentina para que puedan ser utilizadas como base de discusión y posteriormente para profundizar en ellas. Hoy Argentina no tiene un proyecto de expansión de la fruticultura. Lo tiene Chile, Perú, Colombia, Sudáfrica, Australia. Piensan en nuevas tierras agrícolas, nuevos riegos. Nosotros no solo estamos estancados, sino en retroceso”, dijo a InterNos Adolfo Storni, titular de Extraberries y uno de los responsables del texto en cuestión.

El documento presenta un panorama exhaustivo de las complejidades estructurales que enfrenta la cadena, donde aparecen problemas que requieren soluciones en el largo plazo. Si hoy existiera la posibilidad de avanzar en algunas de estas propuestas con el gobierno nacional, ¿a qué se le daría prioridad?

En lo inmediato buscamos tener un conjunto de medidas que nos den un shock de competitividad y nos generen 15 o 20 puntos extras de margen, porque las políticas actuales desfinancian e impiden crecer. Argentina es caro para producir y el sector privado no tiene margen para pensar en la expansión. Por eso pedimos la eliminación de retenciones a la exportación, ya que somos el único país del mundo que las aplica en fruticultura. También volver al nivel de reembolsos por exportaciones anterior a agosto de 2018. Se debe revisar el esquema tributario actual (ingresos brutos, impuesto a los débitos y créditos bancarios) para trabajar en un esquema con impuestos a la renta. Además, eliminar la carga impositiva a la importación de materiales usados para la tecnificación del agro, que hoy paga una tasa del 2,5%. Y la creación de una Cuenta Única Tributaria para usar los saldos de recupero de IVA en otras cargas sociales.

En su diagnóstico se hace referencia a la existencia de impuestos con sesgos “anti exportador” y “anti empleo”. ¿Encuentran dificultades para que los distintos gobiernos comprendan las particularidades de la actividad?

Desde el Estado se puede leer como que somos un sector que siempre está pidiendo y que todo lo que pedimos tiene costo fiscal. Pero la verdad es que hoy se puede recaudar dinero porque la empresa está abierta, pero el año que viene esa empresa o desaparece o exporta menos. Y por lo tanto la recaudación será menor. Por el contrario, a mayor participación internacional, mayor tamaño del sector y más empleo. Ganan las empresas, el Estado y las reservas del país. Pero los gobiernos nunca vieron al sector frutícola como un aliado para paliar las debilidades que tiene la economía argentina, que van desde la insuficiencia de dólares a los problemas de empleo y desarrollo local. Las Economías Regionales no han sido valoradas en su real dimensión. La fruticultura tiene impacto indirecto en la generación de mano de obra, con técnicos profesionales, trabajadores para la certificación, camioneros, personal de puerto ligado a la exportación.

Empleo

Otro de los problemas que plantean varios dirigentes de la actividad frutícola, y que se refleja en el documento, es la falta de mano de obra. Los motivos que se esgrimen son múltiples, pero sobrevuela la idea de que los planes sociales son una competencia directa al trabajo en la finca.

Por eso, entre las modificaciones que plantea el texto se menciona la posibilidad de que durante las cosechas se suspendan los beneficios sociales del Estado, pero sin eliminarlos, con posterior recuperación automática de los mismos. De esta manera se descartaría que el registro formal sea un impedimento para las tareas temporales en la chacra. Del mismo modo, se “simplificaría” el vínculo laboral ya que, una vez concluida la tarea, se terminaría la relación entre el empleador y el empleado (como sucede en el esquema de la construcción).

Otra de las solicitudes que plantean Storni y Saade es la revisión del Mínimo No Imponible ya que este beneficio (establecido en 2019 por el gobierno de Mauricio Macri) no contempló a todas las actividades productivas ni al trabajo temporario que, se sabe, representa gran parte de los costos de la actividad frutícola por su carácter intensivo y estacional. Además, plantean la actualización automática de su cobertura de acuerdo a la variación salarial.

Los puntos en este apartado se extienden y abarcan aspectos que van desde la simplificación del proceso de registración de trabajadores temporarios hasta el fomento de políticas públicas de capacitación de mano de obra.

Incentivar las exportaciones

Además de dejar sentadas las bases para el crecimiento de los establecimientos productivos y su tecnificación, los tópicos planteados se centran en el aumento de la exportación que, como dijimos al principio, es quizás la deuda más importante del sector. Algunas de las políticas planteadas están dirigidas a constituir un tipo de cambio competitivo y único, impulsar aperturas fitosanitarias, reducir aranceles y mejorar la infraestructura en los puertos y aeropuertos (Ezeiza, Tucumán, Neuquén).

Otro de los puntos que se menciona y que el propio Storni resalta cuando es entrevistado es la necesidad de realizar Tratados de Libre Comercio (TLC) como los que tienen países competidores en Sudamérica, tal es el caso de Chile y Perú.

¿Es posible pensar en Tratados de Libre Comercio en un país que durante los últimos gobiernos desarrolló una marcada preocupación por la industria nacional?

Es que la industria, que es la que hay que proteger, hoy es deficitaria desde el punto de vista de las divisas. Uno no niega su aporte a la economía. Pero gran parte de los insumos que se usan en la industria textil o automotriz son traídos de afuera. Para mí es mucho más virtuoso desarrollar lo que Argentina tiene en forma natural, como la producción de alimentos, energía o servicios (como el turismo o la industria del conocimiento) que el desarrollo de las actividades que requieren en gran parte de la importación de insumos. Nosotros en la fruticultura tenemos productos que están ligados a la generación de valor desde el inicio, desde la plantación, la formación, poda, cosecha, empaque. Con todos los beneficios que eso trae.

Actualmente Argentina compite en el mercado externo con países que aplican políticas impositivas para alentar la reinversión y que poseen menores costos operativos a la hora de producir. Los dirigentes del sector le plantearon muchos de estos interrogantes al titular de la cartera agroindustrial, Luis Basterra, en una reunión a principio de este año cuando el ministro estaba conformando sus equipos de trabajo.

El resto es historia conocida: semanas después, la pandemia postergó todas las instancias de debate, y la preocupación del sector se trasladó a las tareas de cosecha, empaque y exportación en el marco de la expansión del Coronavirus. Por ahora, estabilizadas las actividades con los debidos protocolos sanitarios, el sector espera que la “nueva normalidad” ofrezca las condiciones necesarias para plantear al gobierno algunos de estos puntos.

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