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Producción

Frutos secos: otra joya patagónica

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|Argentina|

La producción de frutos secos se expande  y consolida en el sur del país. Según los datos brindados por especialistas de INTA Valle Inferior, en la última década la superficie cultivada con nogales, avellanos y almendros registró un importante crecimiento en la Norpatagonia.

En total son 2.850 las hectáreas ocupadas por este tipo de frutales y se encuentran principalmente ubicadas en los valles irrigados de los ríos Negro, Neuquén y Limay. Sin embargo, el almendro es el frutal que encabeza el podio.  En los últimos diez años este cultivo creció unas 250 hectáreas, lo que representa un aumento del 416%. De ese total, la mayor parte se encuentra localizada en el Alto Valle de Rio Negro (145 hectáreas) y en Neuquén (105 hectáreas).

En esas zonas, la variedad tradicionalmente más plantada es la Guara que se caracteriza por tener una floración tardía. Pero en los últimos años, se incorporaron nuevas variedades como la Marinada de floración extra tardía y hoy es una de las más utilizadas.  Este no es un dato menor, teniendo en cuenta que los almendros sufren cada año el impacto de las heladas primaverales lo que produce grandes pérdidas productivas. Por esa razón, es que los especialistas recomiendan utilizar sistemas de control de heladas y elegir siempre variedades de floración extra tardías que minimicen el riesgo de pérdidas.

“La producción regional del almendro se comercializa en el mercado interno a un alto precio, dado que es el fruto seco más demandado en nuestro país”, explicó Darío Martín, especialista del área de fruticultura del INTA Valle Inferior,  al medio Rio Negro.

Foto: Almendras (Río Negro).

El nogal, es el segundo cultivo con mayor aumento de superficie cultivada. En los últimos diez años logró 1910 hectáreas, lo que representa un 51.8% más que en 2010. Su producción se encuentra ubicada en el Valle Inferior de Río Negro con unas 750 hectáreas plantadas, en Valle Medio con 500 hectáreas, Alto Valle con 350 y los valles neuquinos con un total de 310.

La variedad más cultivada es la Chandler. Presenta buenos atributos productivos, tiene buen rendimiento -4.000 y 5.000 kg/hectárea- y da como resultado un fruto de excelente calidad. La única desventaja es que se ve fuertemente afectada por las heladas tardías  y sufre perdidas productivas por la presencia de bacteriosis y carpocapsa.

Al igual que las almendras el destino principal de las nueces es el mercado interno, aunque en los últimos años las exportaciones de este fruto registraron algunos puntos de crecimiento. Incluso se realizaron envíos al exterior coordinado entre los diferentes productores del valle a fin de incursionar en este tipo de comercio.

Foto: Nueces de la Patagonia (LM Neuquén).

Por último se encuentra el avellano, que alcanzó un crecimiento de su zona cultivada del 29% con 690 hectáreas concentradas en el Valle Inferior. La variedad más cultivada es la Tonda di Giffoni, excelente para la industria, y la segunda variedad es la Barcelona, destinada fundamentalmente al consumo de mesa.

La mayor parte de la producción de avellanas se exporta. A cargo de esto se encuentra la empresa Ferrero Corilicola, ubicada en Valle Inferior, que no solo comercializa internacionalmente sus frutos sino los de terceros. A pesar de que el punto fuerte de la fruta esté en el exterior, el mercado interno siempre es un buen aliado. En relación a esto último, Darío Martín sostuvo: “El mercado interno no deja de ser atractivo, sobre todo porque en los últimos años hubo una mayor demanda debido al aumento del consumo y a una mayor preferencia por la producción local respecto de las avellanas importadas de origen español o turco que son menor tamaño”.

Foto: Fruto de Avellana (Río Negro).

El desarrollo creciente de este tipo de cultivos se debe principalmente al potencial productivo que presenta la actividad y los altos niveles de rentabilidad que ofrece. En este escenario influye la demanda del mercado internacional, el aumento del consumo local  y la baja perecebilidad de los frutos, aspecto que facilita su comercialización a larga distancia.

La organización y el engranaje de los actores que forman parte de dicho sector productivo es otro de los elementos claves en este crecimiento. La Patagonia Argentina cuenta con  un  Clúster de Frutos Secos del que participan varias organizaciones e instituciones públicas y privadas de Rio Negro y Neuquén. Este funcionamiento a lo largo de los años, posibilitó la puesta en marcha de diferentes estrategias para potenciar la actividad y posicionar a la región patagónica como la principal proveedora de frutos secos nacional.

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