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Comercialización

Después de la sequía: ¿Cuál es el futuro para la banana nacional?

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|Argentina|

El 2020 trajo, además de la pandemia, un año en extremo seco que complicó a muchas producciones del norte argentino, y la banana fue una de ellas. La falta de lluvias les generó más de un dolor de cabeza a productores de Salta, Jujuy y Formosa, que vieron condicionados sus volúmenes de cosecha y la rentabilidad del negocio. De todas formas, para este 2021 el clima parece no imponer grandes obstáculos y el transcurso de la campaña se desarrollaría con normalidad.

“El año pasado sufrimos ocho meses de sequía. Recién en noviembre comenzaron a caer las primeras lluvias, que sirvieron para la producción de este año, pero de cualquier manera estimamos una caída del 25 o 30% en la cosecha. La calidad es buena porque las lluvias fueron suficientes para el fruto, pero llegaron tarde al desarrollo de la planta”, explicó a InterNos Pánfilo Ayala, productor bananero y presidente de la Federación Agraria filial Laguna Naineck.

Durante los primeros meses del año, los productores formoseños abastecen regularmente a los mercados del NEA en Misiones, Chaco, Corrientes y el propio Formosa. Luego, de mayo a septiembre, llega el grueso de su cosecha. Como la oferta aumenta y los mercados del interior no pueden absorber tanta mercadería, empiezan los envíos a Buenos Aires, Tucumán, Santiago del Estero, Mendoza, Córdoba y Santa Fe. “El Mercado Central es uno de los que más absorbe cuando hay mayor producción. No es el de mayor rentabilidad, pero sí el más exigente”, agrega el dirigente.

Los productores bananeros de Formosa, nucleados en la Federación Agraria local, llevan algunos años reclamando políticas públicas específicas para el sector, tanto al gobierno nacional como al gobierno provincial. Una de ellas ha sido la necesidad de regular el ingreso masivo de fruta importada durante las ventanas de cosecha de la banana argentina. Sobre este punto, Ayala dijo que al momento no han tenido respuestas y que, bajo su perspectiva, nuestro país “tendría que importar solo lo que la oferta nacional no pueda cubrir”.

Formosa cuenta con unas 640 familias productoras de banana y unas 2200 hectáreas  plantadas

Vale mencionar que la banana es la fruta más consumida por los argentinos: comemos 12 kilos per cápita al año. La oferta nacional cubre entre un 20 y 25% de esa demanda; el resto se completa con fruta importada principalmente de Ecuador, y en menor medida de Bolivia, Brasil y Paraguay.

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Otro de los reclamos del sector está vinculado a los precios de referencia para la fruta. La filial de Laguna Naineck de FAA ha elevado solicitudes al gobierno provincial para que intervenga en la intermediación que se produce entre el productor, que entrega la fruta a campo, y el operador de carga -que no es el mismo que el operador de mercado- al momento de preparar los camiones para transportar la banana a los mayoristas.

Según Ayala, el juego de oferta y demanda perjudica a los pequeños y medianos productores formoseños. “Hace un mes, cuando había poca banana, estaban pagando 30 pesos el kilo. Pero hoy, que se empieza a cosechar más, pasaron a pagar entre 12 y 15 pesos el kilo. Esta fruta es muy perecedera, hay que cortarla apenas madura, y con esa desesperación juegan los intermediarios. Por eso pretendemos un precio de referencia”, expresó el dirigente. Frente al planteo, los funcionarios provinciales han argumentado la imposibilidad de irrumpir en dichas dinámicas comerciales.

“Necesitamos certidumbre, seguridad productiva, comercial y precios de referencia que nos saquen de la zozobra a la hora de vender”

El mercado es fluctuante, pero los precios de los insumos solo suben. Una bolsa de urea de 50 kilos el año pasado salía 2200 pesos. Hoy esa misma bolsa en nuestra zona la están vendiendo a 4000 o 4200 pesos. Cuando no hay rentabilidad es imposible cumplir con lo que pide la fruta, como por ejemplo fertilizar”, explica Ayala. “Necesitamos certidumbre, seguridad productiva, comercial y precios de referencia que nos saquen de la zozobra a la hora de vender”, agregó.

De la seca a la tormenta, sin escalas

Por si la sequía fuera poco, el pasado 27 de marzo una tormenta de abundante lluvias y fuertes vientos azotó, durante cuatro horas, a seis colonias formoseñas: Villa Lucero, La Loma, Los Santafesinos, Toro Paso, Barrio San Martin y Ceibo Trece. En total, se vieron involucradas las plantaciones de 18 productores que sumaron un total de 150 hectáreas afectadas. Los daños oscilaron entre la mitad y la totalidad de los cultivos en algunos casos. 

Muchas de esas plantas estaban en pleno desarrollo y no habían dado fruta este año. Desde FAA Laguna Naineck calcularon pérdidas por 100 millones de pesos “en los valores que en su momento cotizaba la fruta”, e informaron que dichas plantaciones entrarán en producción nuevamente el año que viene.

"Venimos de una seca tratando de levantar la plantación, con un gasto inmenso con los fertilizantes, y nos pasa esto"

“Toto” Ayala, pequeño productor bananero que junto a su hermano trabaja unas seis hectáreas de plantación, dijo a InterNos que las autoridades provinciales no se contactaron con él para ofrecer ayuda oficial. “Al día siguiente de la tormenta aparecieron funcionarios del Ministerio de Producción y Ambiente, que vinieron a constatar lo ocurrido. Y desde ahí no tuve más noticias de esta gente. El ministerio no me llamó nunca. Yo mismo me he comunicado y lo único que me contestaron es que se van a encargar a su debido tiempo”, expresó.

“Anímicamente estamos cabizbajos. Venimos de una seca tratando de levantar la plantación, un gasto inmenso con los fertilizantes, y nos pasa esto. A la vez, te sentís desamparado por el gobierno. Y económicamente bueno, tenemos una realidad como la del país”, añadió.

El panorama salteño

Salta también sufrió el problema de la sequía que produjo mermas tanto en volúmenes como en calidad. “Veníamos de tener un buen verano, pero después no llovió prácticamente nada de enero a diciembre. Nos golpeó feo”, contó José Luis Checa, presidente de la Asociación de Productores de Frutas y Hortalizas de la provincia. 

Ese buen verano al que hace referencia el dirigente se explica por el viento de cola de finales de 2019 para la banana argentina. Los problemas político-sociales en Bolivia y Ecuador, sumados a los reclamos multitudinarios en Chile, complicaron la logística para la llegada de bananas a nuestro país. “La menor oferta extranjera nos hizo vender a buen precio la fruta nacional hasta mediados de marzo, abril”, dijo Checa.

"Rogamos que no lleguen heladas fuertes, porque las plantaciones ya vienen golpeadas"

Luego llegó la sequía, combinada -en todo el país- con la proliferación de focos de incendios. Si algún regalo podía traer la navidad a los productores era el agua, que finalmente llegó por esos días.

“Ahora arrancamos el ciclo con buenas lluvias, pero los bananales están complicados con la seca del año pasado. Venimos un poco atrasados. Rogamos que no lleguen heladas fuertes, porque las plantaciones ya vienen golpeadas”, agregó el dirigente.

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Aunque no los tienen calculados con precisión, estiman que los costos productivos rondan los 400 pesos por cajón de 22 kilos. En cuanto a precios, Checa señaló que se está pagando, en finca, unos 600 pesos por un cajón. “El poder adquisitivo de la gente está limitado este año. Está muy tranquilo el mercado, la rentabilidad no va a ser la mejor”, reconoció.

“Las expectativas que tenemos siempre son las mejores. Acá se está tecnificando mucho, se están haciendo inversiones importantes. Venimos aumentando la superficie, están creciendo las fincas con cable carril. Se está invirtiendo para llevar un mejor producto a la gente”, agregó.

Más allá de la sequía de 2020, Checa subraya que los últimos cinco años el clima acompañó a la actividad: hubo buenos rendimientos y nuevos productores se interesaron por el cultivo. La mala campaña de la temporada pasada no redujo las hectáreas plantadas. Actualmente la Asociación e INTA trabajan en un relevamiento para conocer en detalle la superficie que se cultivada en la provincia. Por ahora, calculan alrededor de 4000 hectáreas totales, de las cuales unas 1000 se sumaron en los últimos tres años.

“El caso de Salvita es importante, ha hecho una inversión millonaria. Tiene la mejor banana del norte y está peleando palo a palo con la calidad a una banana importada”, concluyó. 

Salvita: en busca de la excelencia

El año pasado contábamos en esta nota la fuerte inversión que la tradicional empresa productora de hortalizas y legumbres, Salvita, estaba haciendo en bananales. El objetivo de la firma era dar respuesta a ese segmento del mercado demandante de esta fruta, pero con un producto de calidades similares a las importadas desde Ecuador, donde se producen las bananas premium que se exportan a todo el mundo.

En este momento, Salvita tiene plantadas unas 420 hectáreas de bananos. De ese total, la mitad está en producción y la otra mitad entrará a finales de este año. Mientras tanto, continúan plantando para llegar a las 500 hectáreas cultivadas.

Salvita - Tropical, una de las marcas con la que la empresa comercializa su banana, en alianza con la firma mayorista de frutas que opera en el Mercado Central de Buenos Aires.

“Este año venimos con una buena floración. Ahora entramos al invierno con mucha fruta colgada, veremos cómo nos trata este clima. El 2020 fue un año frío y muy seco, pero nosotros pudimos sortearlo un poco mejor con el riego por goteo. Igual influye en los rendimientos”, explica a InterNos Salvador Muñoz, uno de los responsables de la empresa.

Dentro de la producción de banana a nivel nacional, el proyecto de Salvita destaca por sus rendimientos de entre 50 y 60 toneladas por hectárea, valores que hoy casi duplican a las plantaciones tradicionales de Formosa, Salta o Jujuy. Fertilización, riego por goteo, abono orgánico y una implantación de cultivos germinados en laboratorio son algunos puntos relacionados al manejo que, sumado a la utilización de cable carril y empaques de última tecnología, ponen su producto en un lugar diferencial. 

"Para un comerciante local, tener un proveedor nacional sin tener que meterse en el ‘lio’ que implican las importaciones, es beneficioso"

Se suele decir mucho que la banana en Argentina no funciona. Sí funciona, si se hacen las cosas bien, funcionan. No es Ecuador climáticamente porque tenemos tres meses al año que son difíciles. Pero tampoco hacen inviables la producción. En Ecuador tenés rendimientos de 70 u 80 toneladas por hectárea. Nosotros acá tenemos 50, con buena calidad y plantaciones estabilizándose. Pero de ahí a tener 25 a 30 toneladas por hectárea hay un abismo de diferencia. Y ese abismo no es climático, es manejo e inversión”, desarrolló el empresario.

Cable carril en plantación de Salvita.

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Sin contar el valor de la tierra, el dinero destinado por Salvita a la plantación de banana por hectárea oscila entre los 25 y 30 mil dólares. “La inversión en 500 hectáreas es muy importante. Nosotros no vamos a hacerla si no estamos seguros de que funciona. Comercialmente, si tenés calidad, la fruta la vendes. Es la fruta más consumida del país y la que más se importa. Para un comerciante local, tener un proveedor nacional sin tener que meterse en el ‘lio’ que implican los permisos de importación, la disposición de divisas, las modificaciones del tipo de cambio, es un gran beneficio”, cerró.

De pandemia y protocolos

¿Cómo funcionaron los protocolos por el COVID-19 en el sector bananero? En Salta, según informó José Luis Checa, los problemas logísticos se impusieron sobre todo durante los primeros meses. “Era todo muy nuevo, nadie sabía nada. Se produjeron algunas desinteligencias en los pasos interprovinciales”. También hubo desabastecimiento de camiones, cajones vacíos o insumos para el campo, como fertilizantes. 

“Igual pudimos sacar adelante el ciclo de trabajo. Desde la Asociación tuvimos que movernos mucho políticamente, negociar con los intendentes, ministros y gobernadores, para que flexibilicen de un lado y del otro. Para que entiendan cómo es la logística frutihortícola. Es increíble, pero muchos desconocen cómo funciona”, añadió Checa.

"Tuvimos que movernos mucho políticamente para que entiendan cómo es la logística frutihortícola"

Algo similar les sucedió a los productores formoseños, pero más específicamente fronteras adentro: bloqueos a localidades de importante demanda como Clorinda, donde pequeños productores “no podían hacer ofertas directas en verdulerías de la zona”, según explicó Pánfilo Ayala.

En general, los protocolos exigieron mayores costos en el transporte del personal y, en algunos casos, infraestructura para garantizar distanciamiento. 

“Nosotros apuntamos a evitar la aglomeración de gente y reforzar el uso de barbijo, el lavado de manos y todos los cuidados personales. No hemos tenido muchos casos. Tenemos cerca de 1400 empleados en toda la empresa y solo 50 han estado infectados”, señaló por su parte Salvador Muñoz.

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