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Política Sectorial

Alejandro Pannunzio: “No importa cuantos kilos sacamos por hectárea, sino cuál es la variedad que desean los consumidores”

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|Argentina|

En el marco del seminario Del Sur al Mundo en 2030, el productor y presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia (APAMA), Alejandro Pannunzio, expuso sobre las perspectivas del cultivo del arándano y la actualidad de la fruticultura argentina en general. “La gran oportunidad de la fruticultura” fue el nombre que eligió el dirigente para participar de la séptima edición de este seminario que, por la pandemia, se llevó a cabo de manera virtual.

Este año, algunos de los abordajes estuvieron centrados en las reglas de juego comerciales dispuestas por el contexto que impuso la aparición del Coronavirus. Además, se trató la resignificación que tomó el rol de una alimentación segura en medio de una crisis sanitaria internacional.

El evento fue organizado por el Departamento de Bioeconomía, Políticas Públicas y Prospectiva de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), junto al Centro de Estudios para el Desarrollo Federal (CEDEF) y el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación.

Dentro del ciclo de charlas "Perspectivas en territorio", Pannunzio se refirió a la coyuntura de la fruticultura argentina, que en la última década vio decrecer su cantidad de hectáreas plantadas y sus niveles de envíos al exterior. Según un informe del comité Frutas de Argentina, nuestro país perdió entre 2008 y 2017 unas 750.000 toneladas de mercadería enviada exportada, lo que representa una caída del 50% del volumen.

Vale mencionar que el arándano -que comenzó a producirse en Argentina en la década del noventa- es un cultivo que, a diferencia de otros sectores en crisis como las peras y manzanas del valle, ha incrementado sus volúmenes exportables en los últimos años, e incluso ha abierto mercados importantes como el mercado chino.

Sin embargo, Pannunzio señala que la actividad, a pesar de sus excelentes condiciones naturales -calidad y abundancia de agua dulce para riego, suelos arenosos y cantidad de horas frío adecuadas- no logra aprovechar todo su potencial. La causa, como señalan sus colegas del rubro, es la falta de políticas específicas para una mayor competitividad.

“Hoy tenemos un ambiente que no es favorable para crecer. La mayoría de los impuestos que tenemos están enfocados hacia la facturación de las empresas, sobre las ventas. Sería bueno que los impuestos estuvieran más enfocados hacia ganancias, porque de ese modo estaríamos todos interesados en que las empresas den un resultado positivo y no solamente que facturen”, explicó el dirigente quien a su vez señaló que la normativa laboral existente es “inadecuada y contradictoria” ya que no contempla actividades estacionales como la cosecha y el empaque, tareas esenciales en el trabajo intensivo de la fruta.

En América Latina, Argentina tiene dos fuertes competidores en el mercado frutícola. Uno de ellos es Chile, gran productor de cerezas y kiwis, por ejemplo; el otro, Perú, que cinco años después de comenzar a plantar arándanos cerró una temporada con 160 millones de kilos exportados en 2019. Para poner la situación en perspectiva, en comparación nuestro país exportó 12 millones de kilos en la misma temporada.

Actualmente, el principal mercado del arándano argentino Estados Unidos, cuya población consume anualmente alrededor de 800 gramos de arándanos por habitante. “Para las Jornadas de APAMA, que serán en agosto de forma virtual, confirmó su presencia un experto en comercio de frutas de California y él ya nos anticipó que el arándano en EEUU tiene una expectativa de crecimiento porque la gente valora el antioxidante de la fruta. Y desde Bélgica otro de los expositores de las jornadas, Juan González, nos confirma que el consumo de frutas creció 13 % en lo que va del año. Es decir, el mercado va a estar, ahora qué precio puede pagar el consumidor es la incertidumbre”, expuso hace algunos días el dirigente.

En lo referido a políticas fiscales, el sector frutícola solicita desde hace tiempo rever el impuesto por los Derechos de Exportación (retenciones) hacia las actividades intensivas y la reducción de aranceles para ingresar a mercados de mucha demanda, como el caso de China para los arándanos.

“En 2018 hicimos la primera exportación de arándanos a China que tiene un potencial enorme. Pero existe la enorme dificultad de arancel del 30% para el ingreso, mientras que competidores como Perú, que va en la misma época que nosotros, tienen arancel cero”, analizó.

Por otro lado, en lo referido al mercado interno, el dirigente realizó una comparación que expuso el estancamiento en el consumo de frutas de la población argentina: en el año 1961 un argentino promedio consumía anualmente cerca de 80 kilos de fruta. En el año 2013 ese valor se mantuvo constante, más allá de algunos picos y caídas intermedias.

“El mercado interno es un mercado objetivo siempre y cuando haya políticas para promover el consumo”, dijo al respecto Pannunzio que encabeza desde 2017, junto con los productores asociados a APAMA, la campaña “Mejor con arándanos” donde precisamente se promueve el consumo local de dicha fruta.

En el mismo sentido, el dirigente llamó a “trabajar sobre una logística eficiente” para llegar con la mejor calidad de frutas a las góndolas, además de avanzar sobre “una cadena comercial colaborativa” que interprete adecuadamente los deseos del consumidor. “No importa cuantos kilos sacamos por hectárea, sino cuál es la variedad que desean los consumidores”, agregó al respecto.

Para Pannunzio, la fruticultura es sinónimo de desarrollo territorial equilibrado, fuente de empleo, generación de alimentos saludables y divisas para la exportación. Allí radica la oportunidad, no solo para los productores sino también para el Estado nacional, de fomentar esta actividad.

“El camino para ser competitivos es tener mejor genética, mejor nivel tecnológico en equipos de riego y cámaras de frío, equipos antiheladas y los recursos humanos más capacitados. Tenemos los recursos naturales y los recursos humanos capacitados. Solo se trata de adecuar todos esos factores mencionados para dar cuenta del potencial que Argentina tiene”, concluyó.

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