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Agroecología

Aniversario en Luján: 6 años de un mundo mejor

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|Luján|

Fue un lunes 20 de abril. Alrededor de 70 personas llegaron por la tarde al predio del ex Instituto Ramayón. Habían juntado sus pocas pertenencias y tras unos meses de planificación y organización, se subieron al colectivo. Las familias se habían dividido: mientras algunas arrancaban de cero, el resto hacía el aguante desde La Plata para mantenerse en el mientras tanto. La gran mayoría vivía en Abasto o Las Banderitas.

Las 84 hectáreas que conformaban el instituto psiquiátrico, que hasta entonces había estado pseudo abandonado y bajo control de empleados del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, pasó a posesión plena de las familias de la Unión de Trabajadores de la Tierra luego de un intenso – y no tan fácil- acuerdo con el Ministerio de Agricultura de la Nación que por entonces comandaba Carlos Casamiquela.

“No teníamos nada, nada para perder. Nos subimos a los colectivos con herramientas y todo. Allá quedaron las mujeres trabajando para mantenernos, mientras armábamos acá”. El que habla es Franz Ortega. Productor hortícola, miembro de UTT y coordinador de la Colonia Agrícola 20 de abril que ayer festejó su sexto aniversario de vida.

Franz Ortega | Foto: Mauricio Bonino

La historia de Franz y su familia es la historia de toda una comunidad que se repite a lo largo del país, y también de otras regiones del mundo.

Franz y su compañera llegaron desde Tarija hace muchos años. Se instalaron en el cinturón hortícola de La Plata, donde siempre alquilaron tierras para producir. Fueron tiempos de trabajo duro, aunque no lograban dar vuelta la tortilla. Seguían viviendo en casillas precarias, con muchas mudanzas en la espalda.

Antes de sumarse a la organización, Franz ya había salido a trabajar como albañil. Su esposa vendía empanadas. Nada alcanzaba. "De repente un hermano dijo 'vení a esta reunión' y ahí empezamos a organizarnos”, recuerda sobre su acercamiento a la Unión de Trabajadores de la Tierra.

Semanas atrás visitamos el proyecto desde Revista InterNos. Recorrimos junto a Franz las casi 45 hectáreas que hoy ya están en producción, la bio fábrica, el almacén y la Escuela que funciona hoy en el predio. Era sábado y desde temprano pudimos ver a la gente llegar a las puertas del almacén para hacer sus compras.

Hay un no sé qué en el aire. Claramente no es cómo ir a hacer las compras al súper: la gente conversa. Pregunta qué es esto o aquello. Quién lo hizo. De dónde viene. Podríamos animarnos a esbozar que hay un sentido de pertenencia aún de aquellos que sólo van a comprar.

Algunos proyectos suenan utópicos. Poco creíbles al oído. Pero la Colonia 20 de abril Darío Santillán es la materialización concreta de eso que muchos ven como alterativa. Un modelo que tiene mucho de antes pero que se sostiene porque ofrece respuestas y soluciones concretas a demandas actuales. No se trata de un pasado romántico. Los productores en la colonia saben de tecnología, de riego, de productividad. Pero también de acuerdos. Entre ellos y con la naturaleza.

"Nosotros producimos una parte en invernadero y otra a cielo abierto. También combinamos los productos por surcos porque eso ayuda a espantar los bichos. Las diferentes plantas conviven y se cuidan entre ellas".

Foto: Mauricio Bonino

Al llegar las cosas no fueron fáciles. “Los vecinos quizás tenían miedo de que fuéramos a robarles, no sé. Pero después meses después, cuando llego la Navidad, fuimos a volantear al barrio. Fuimos a hacer las paces, digamos. Donamos 400 bolsones. Sacamos la primera producción y fuimos contentos a contar que éramos productores, no veníamos a chorear ni nada”, recuerda Franz.

“Ahora los vecinos vienen a comprar, pueden hacer la recorrida para ver qué estamos haciendo, siempre está abierto para conozcan la vida campesina”

“La producción convencional no nos daba una vida digna”, insiste todo el tiempo. Hoy vive en una casa – que si bien aún dista de tener todas los servicios y comodidades- es suya y puede planificar a largo plazo. Hoy tiene un proyecto. Hoy sabe que su hija tiene un futuro posible y deseable.

Foto: Mauricio Bonino

¿Ustedes acá no pagan alquiler?

No pagamos alquiler, pero pagamos los servicios. No pagamos expensas, pero nos encargamos del mantenimiento.  Acá habían apenas unas casitas, que las construimos todas de nuevo.

¿Cada familia se puede construir su casa en su hectárea o tienen un sector donde construirlas?

No, había casas ya hechas, desparramadas por cualquier lugar, y ahí hay compañeros. Algunas estaban abandonadas y se están refaccionando, pero no están en el predio donde cultivamos. Nos llevó casi un año desmontar, porque antes era todo monte, y después empezar la producción. Nos ha cambiado la vida el tener una tierra propia.

¿Cómo es el trabajo de la producción?

Nosotros somos la mayoría hijos de campesinos en Bolivia.  Yo me vine a los 12 años a la Argentina y siempre estuve vinculado a la producción, allá se hacía más natural, no se usaba pesticida ni nada. Se usaban semillas de lo que había en la zona. Y cuando llegamos a Argentina se empezó a aplicar pesticida. Y cuando vos alquilas la tierra le querés sacar, tenés que aprovechar la tierra de una forma para poder sacar más y pagar el alquiler, por eso también se usa el pesticida para que no se pierda nada, y tenga más rentabilidad. Después uno al tiempo también se da cuenta que ya no se puede más, porque es un trabajo esclavo, de sol a sol. Hay que pagar a los chicos que están laburando, el alquiler, para sobrevivir y no podés vivir en una casa bien, tiene que ser algo de madera porque en cualquier momento tenés que irte. No podés criar una gallina, nada. Entonces no es una vida adecuada. Y al tener la tierra ya cambia, uno puede tener libertad, más tiempo, manejar sus propios criterios.

"Nos ha cambiado la vida el tener una tierra propia"

¿Cómo fue la llegada de la organización a la UTT?

La mayoría de nosotros los productores no estábamos organizados. Nos conocíamos, pero cada cual hacía su quinta. Un día se juntaron unos compañeros, me convocaron y empezamos a decir: “Bueno, no podemos pagar más, estamos en viviendo en unas condiciones tremendas, no podemos juntar plata”. Después nos organizamos más, 30, 100, 200 y empezó la lucha para que nos ayuden con el acceso a la tierra, que para nosotros es importante. Así surgió la organización, uno con una idea, otro con otra, ahora ya somos 25000 familias en todas las provincias del país.

¿Cómo se pensó el nombre de la organización, el armado de la identidad?

Noooo, eso nos fue fácil (se ríe) porque somos trabajadores de la tierra, entonces Unión de los Trabajadores de la Tierra. Era lo obvio, ¿no? El color verde se nos ocurrió por la naturaleza, los campesinos queremos que esté siempre todo verde.

Foto: Mauricio Bonino

¿Cómo fue que decidieron pasar a la agroecología?

Bueno, algunos de nosotros perdimos lo que sabíamos. Uno cuando viene acá como que pierde el saber… pero luego armamos un grupo, el Consultorio Técnico Popular y empezamos a capacitarnos entre compañeros. Y ahora ya tenemos una bio fábrica donde hacemos los preparados y los insumos. Así nos formamos, alguno sabe y lo transmite, con talleres en algún lugar, de campesino a campesino.

¿Adquirieron algún tipo de capacitación externa?

No, creo que los campesinos sabemos bastante. Por ahí vino algún intercambio pero nada formal, la ayuda es de nosotros los campesinos, somos varios y vamos aportando. Acá ahora sí hay cursos de cocina, de primeros auxilios, escuela primaria de adultos, secundaria de adultos. Todo acá, funcionando en el predio. Yo ahora terminé la primaria, y estaba por empezar la secundaria y llegó la pandemia.

Los niños, ¿van a la escuela en Lujan o la de acá?

Van a Luján, la escuela más cerca de Luján. Quedan tres familias por venir, que van y vienen de La Plata aún porque están estudiando allá o se les complico, pero ya van a venir. Los demás ya estamos todos instalados. Ya no hay más hectáreas. Por ejemplo, una hectárea para una familia de tres chicos es suficiente, podes vivir bien. No te podría decir cuánto saca en plata, pero podes vivir bien, tener tu autito... pero recién vamos unos años. Acá se comparten herramientas de uso comunitario, aunque algunos pueden tener sus herramientas propias, pero todos nos damos una mano. Lo ideal sería tener tres hectáreas por familia, una para tu casa con huerta, otra para producir y otra para animales. Pero bueno. Nos falta, pero hoy estamos mucho mejor. Tenemos una esperanza, un futuro.

Foto: Mauricio Bonino

“El compromiso para construir un mundo mejor”

Ayer se cumplió el aniversario numero seis de aquel día. La organización lo celebró con un conversatorio virtual por Facebook Live en función de las condiciones sanitarias actuales.

“Fue un camino muy largo hasta llegar hasta acá. El 20 de abril comenzó la Colonia pero fue también un punto de llegada. De muchos años de trabajar, de pelear, de disputar los territorios para conseguir una vida digna para los trabajadores y trabajadoras de la tierra, y al mismo tiempo ofrecer alimentación desde una perspectiva soberana. En Luján se pudieron poner a funcionar, con una clara función social, tierras del Estado que ahora abastecen a una parte importante de la población local”, expresó el coordinador nacional y presidente del Mercado Central de Buenos Aires, Nahuel Levaggi, al abrir el conversatorio.

"Animémonos a participar y a tratar de transformar algo de lo que tenemos alrededor porque mucha gente está sufriendo y tenemos que transformar esta sociedad", Nahuel Levaggi

“Hoy cuando contamos nuestras victorias, tenemos que reforzar la importancia de la participación y el compromiso. Eso es lo que hay que rescatar. El compromiso para construir un mundo mejor. Animémonos a participar y a tratar de transformar algo de lo que tenemos alrededor, porque mucha gente está sufriendo y tenemos que transformar esta sociedad”, expresó.

Foto: Mauricio Bonino

“Esto no es contra de nadie. En todo caso es en contra del hambre y la explotación. A favor de la vida, de las familias trabajadoras y de todos aquellos que necesitan estos alimentos en las grandes ciudades. Hay que entender el bien común. Eso es lo que sostiene la militancia. Un profundo amor para con el prójimo. Lo hacemos pensando en un mundo mejor para nuestros hijes, para toda la sociedad" expresó el dirigente al cerrar el evento por el aniversario.

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