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La papa como moneda de cambio: Sovdagari

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Georgia: ¿qué sabemos de este país mitad europeo y mitad asiático? Probablemente un sólo dato nos dice un montón: es una nación conformada tras la caída de la Unión Soviética en 1991. Seguimos igual sin ubicarnos mucho en el mapa. Está acá. Costea el Mar Negro. Si googleamos, nos enteramos que es un país pequeño, pobre y endeudado según los datos macro de la economía. Con apenas 4 millones de habitantes, su población se amontona a pasos acelerados desde 1990 en su capital, Tiflis, abandonando así el mundo rural y dejando la diferencia en un casi 70/30 según las estimaciones para la década que recién comienza. Asimismo, para algunos Georgia es una economía atractiva para el turismo y los amantes de los negocios y bajos impuestos.

Lo cierto es que Georgia es un país en medio tanto geográfica como políticamente. Y pareciera que esa indeterminación lo pone en una situación constante de pausa. Una detención en el sentido de no avance. Un estado no libre de conflictos ni de crisis. Este año, luego de llevar una buena imagen por el manejo de la pandemia, el primer ministro renunció luego manifestarse en desacuerdo con la detención de su rival opositor a manos de la policía. Los analistas entienden que las crisis cíclicas del joven país van al ritmo de un constante tironeo entre la UE y el vínculo con Moscú.

Una parte de este escenario complejo es la que muestra el cortometraje Sovdagari, que traducido al español es "El comerciante".  Realizado en 2018  por la documentalista georgiana, Tamta Gabrichidze el corto nos deja una sensación de pausa y lento movimiento, en  el que también surgen algunas conversaciones sobre mujeres, maquillaje y roles.

El film puede verse en Netflix. Desde su estreno ha recolectado numerosas distinciones en los circuitos internacionales del cine, incluyendo el premio al mejor cortometraje documental en el Festival de Sundance de 2018.

¿Por qué puede ser interesante de ver esta producción? O mejor, ¿por qué ha de importarnos a quienes estamos en el mundillo de la producción y comercialización de frutas y verduras de este lado del Atlántico? Lo primero que llamó mi atención es la sinopsis: "Una mirada a la vida rural de la república de Georgia, donde las patatas son moneda de cambio y la pobreza sofoca cualquier ambición".

Patatas: papas. Lo cierto es que, efectivamente, en muchos pueblos rurales de Georgia, la papa se erige como moneda de cambio en pleno siglo XXI frente a una moneda devaluada como el Lari georgiano. Suficiente. Se da play. En unos cortos pero precisos 23 minutos el documental nos invade con esta sensación de un lugar detenido el tiempo. En donde la pobreza de los campesinos parece insuperable y asfixiante.

En un escenario que bien podría ser local, la arquitectura de las casas semidestruidas nos recuerda que estamos en algún lugar de Europa aunque las señas y vestimentas de los habitantes nos indican que no se trata de occidente precisamente.

- Usted es un hombre grande, yo mediano y hay otros chicos. Lo mismo pasa con las papas- le dice un productor al comerciante cuando éste le critica la cosecha.

Sin spoilear demasiado, puedo decir que el corto no es más ni menos, que el transcurrir de un comerciante de Tiflis a lo largo de dos o tres jornadas de trabajo que empiezan en la compra de artículos (ropa usada, juguetes, artículos de limpieza y algunos extras) que luego usará para intercambiar por papas con campesinos de un poblado rural. Todo termina en un mercado central (otra razón para ustedes, lectores amantes de los mercados) en la capital del país, en donde las papas serán vendidas -ahora sí- con pago en Laris.

La jornada de venta termina con el comerciante jugando a a las cartas cuando la trafic cargada queda vacía. Las papas se vendieron. ¿No parece una escena muy lejana verdad?

Pueden ver el trailer acá:

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