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Roberto Rapela: "Los bioinsumos surgen como una necesidad de recuperar los suelos degradados"

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|Argentina|

Los bioinsumos están cada vez más presentes en las producciones de frutas y verduras argentinas: para ganar mercados, para incrementar la aceptación entre los consumidores, para avanzar en técnicas productivas más amigables con el medio ambiente. Para conocer un poco más sobre el panorama de la industria nacional nos contactamos con Roberto Rapela, presidente de la Cámara Argentina de Bioinsumos (CABIO), a quien le hicimos las siguientes preguntas.

Roberto, ¿cómo surgen los bioinsumos en Argentina y cuál es su panorama actual?

Los bioinsumos surgen como una necesidad imperiosa de recuperar los suelos que fueron degradados a partir de la incorporación de productos químicos, cuando comenzó a destruirse la microbiota y por lo tanto los microporos de la tierra, con su consecuente compactación y desertificación. Era necesario empezar a utilizar otro tipo de tecnologías como los bioinsumos, basados en microorganismos y macroorganismos derivados vegetales y animales. En Argentina está creciendo enormemente la producción, cerca de un 23% anual, para dar respuesta a la demanda. Tienen un futuro inconmensurable: permiten una producción amigable con el medio ambiente, disminuyen los gases de efecto invernadero y van a producir sustentabilidad para el futuro.

¿El interés creciente es de los productores o también de los agrónomos? 

La necesidad principal surge del productor que ve deteriorado su suelo o siente que le cuesta producir, entonces empieza a probar. Desgraciadamente en Argentina no se explica qué es un bioinsumo en las Universidades o en cursos de posgrado. Los gobiernos tampoco hacen propaganda, por lo que hay un desconocimiento muy importante y la demanda de profesionales es escasa. Por eso todas las empresas que integran CABIO están trabajando para insertar esta información en las currículas de los futuros profesionales del campo. Además, estamos trabajando en una Ley Nacional de Bioinsumos para favorecer económicamente a aquellos que usen estos productos. Al no tener propaganda pública, necesitamos estimular a los productores.

¿Cree que habrá una larga convivencia entre los bioinsumos y los agroquímicos? ¿O los primeros tenderán a remplazar a los segundos?

Creo que habrá una convivencia durante mucho tiempo. No es imprescindible reemplazar, porque a veces existen necesidades concretas de incorporar agroquímicos. Hay momentos y necesidades puntuales del cultivo que hay que entender. Así que el tiempo dirá.

Más allá de su tendencia creciente, ¿cuáles son los obstáculos que pueden dificultar la adopción de estos productos?

Hay varios puntos. El principal es el desconocimiento que existe no solo en Argentina, sino en muchísimos países latinoamericanos, a excepción del trabajo de difusión que se ha hecho en Colombia. En nuestro país si vos le preguntas a cualquier alumno de agronomía qué es un bioinsumo no sabe decirlo. Encima, muchos profesionales creen que los bioinsumos son más caros y no es cierto, son más económicos. El otro gran problema son las inscripciones en Senasa de los productos biológicos. Hoy estamos trabajando dentro del área de “agroquímicos” y, como están con falta de personal -sumado a la pandemia- se atrasan mucho las inscripciones de bioinsumos. Es un problema, porque cuando se necesita un biocontrolador, un biopesticida o una feromona determinada, el tiempo para su inscripción tarda cinco años como mínimo. De cualquier manera, estamos trabajando con Senasa de manera muy armónica y de colaboración mutua para lograr los objetivos comunes propuestos

¿Respecto a la metodología de uso hay desconocimiento por parte de productores y técnicos? Ya que muchos están familiarizados con los agroquímicos.

Sí, tiene otros tiempos, otros modos de uso. Pero no por eso son menos efectivos. Para dar a conocer todo esto es que necesitamos avanzar en capacitaciones. Es lo que estamos haciendo desde la CABIO en los últimos años.

¿Podrán los bioinsumos ser un factor para que las generaciones más jóvenes quieran quedarse o incluso volver al campo?

Viendo que a los jóvenes le interesan enormemente las nuevas tecnologías, tengo fe en que eso pase. Pero no va a ser de un día para otro. Será un proceso largo, que va a llevar algunas décadas.

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