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Producción

Preocupa la crisis hídrica en Río Negro, San Juan y Mendoza

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Foto: Río Neuquén (Diario Río Negro)

|Argentina|

La sequía se extiende a cada vez más provincias argentinas. Río Negro, San Juan y Mendoza se suman a la lista de las regiones en estado de crisis hídrica, situación que preocupa a los productores agrícolas y ciudadanos en general.

Según los datos del Departamento General de Irrigación de Mendoza, el área de la cordillera cuyana registra los niveles de nieve más bajos desde el año 2000. Ante este panorama más de 20 cámaras de productores rurales aseguraron que el sector se encuentra en alerta por la mega sequía y la casi nula presencia de nieve en la zona.

Al mismo tiempo advirtieron que de no revertirse este escenario la cantidad de agua para riego será insuficiente para la próxima campaña y, por lo tanto, podría haber considerables perdidas productivas. “Las explotaciones rurales en estado crítico agravarán su situación hacia el abandono”, manifestaron.

En San Juan el panorama es similar. Los diques bajaron un 73% sus niveles de agua desde el 2017. En ese entonces tenían 1.300 hm3 acumulados y en agosto de este año registraron solamente 350 hm3. Lo mismo sucedió en el Río San Juan que en el 2017 tenía un caudal de agua de 36m3/s y este mes fue de 18m3/s. En la provincia, también se agrava el escenario por la escasez de nieve.

“Respecto a la cantidad de nieve en los Andes centrales se ve que a partir del año 2017 hay una disminución muy marcada. Difícilmente se alcance la recuperación de precipitaciones y reservas de agua del 2016 luego de la última sequía. La diferencia entre la sequía del 2014 y 2015 con la actual es la continuidad en el tiempo. Llevamos cuatro ciclos anuales hidrológicos por debajo de la media, lo que ha llevado a nuestro sistema a un punto crítico", aseguró Silvio Pastore, geocientífico encargado de coordinar el Gabinete de geocriología, glaciología, nivología y cambio climático de la Universidad Nacional de San Juan.

Recordemos además que esta situación ya fue señalada con anterioridad por el Servicio Meteorológico Nacional cuando manifestaron que la Cordillera de los Andes atraviesa “la peor nevada de los últimos 20 años” y esto está afectando no solo a la zona de Cuyo, sino también a la Patagonia donde se identificaron algunas anomalías: déficit de precipitaciones en el invierno y mínima superficie cubierta por nieve.

La principal causa de este comportamiento crítico del tiempo es el predominio de las altas presiones durante el otoño-invierno, que provocaron una menor frecuencia de frentes fríos en la región y favorecieron una circulación atmosférica caracterizada por lluvias escasas y temperaturas más cálidas que lo habitual. Ese conjunto de factores influye directamente en las bajantes históricas que registran los ríos Neuquén, Limay y Negro.

Con motivo de explicar este escenario y buscar posibles soluciones, diferentes áreas del gobierno de Río Negro se reunieron esta semana con el sector productivo. Uno de los que participó del encuentro fue Fernando Frassetto, meteorólogo de la región, quién aseguró que “la mayor frecuencia de eventos extremos en la región se puede asociar al cambio climático” y que es necesario trabajar para optimizar el recurso hídrico.

Frasetto se basa en un estudio donde se observa que la Cordillera de los Andes hace 15 años presenta déficit de lluvia y nieve. A su vez, detalla que desde el 2019 los periodos secos se profundizaron en las cuencas de los ríos Colorado y Neuquén, extendiéndose hacia al Sur (Limay, Oeste de Chubut, Región Sur y la zona de secano de Río Negro). Como consecuencia Argentina presenta, junto a algunas zonas de Brasil y Chile, cuencas hídricas con los caudales de agua más bajos de los últimos 100 años.

Las autoridades rionegrinas consideraron que un manejo racional del riego podría garantizar que la próxima temporada se lleve a cabo con normalidad, aunque el Cerro Colorado ya cuente con tres metros menos de agua y la temporada comienza esta semana.

El panorama es alarmante tanto para los ciudadanos de las provincias afectadas como para los productores agrícolas, que encuentran dificultades para la siembra y que intentan revertir la situación con riegos insuficientes.

Es un momento crítico para las autoridades públicas y las áreas especializadas que deben tomar decisiones con el objetivo de optimizar la utilización del recurso, abastecer el consumo ciudadano y garantizar a los productores el riego de sus cultivos.

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