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Política Sectorial

Patricia Ocampo: "Hoy el consumidor desconoce si la yerba que compra está producida con trabajo infantil"

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Foto: Televisión Pública

|Misiones|

Patricia Ocampo es la persona detrás de la organización Un Sueño para Misiones, que a su vez lleva adelante la campaña Me gusta el Mate sin Trabajo Infantil a nivel nacional. Esta entidad ha visibilizado el contexto de extrema pobreza y marginalidad que sufren miles de familias tareferas en la provincia a través de una persistente campaña de comunicación, un documental sobre la actividad (reseñado acá por este medio) e incluso un proyecto de ley que busca transformar, aunque sea en parte, esa realidad.

Tuvimos un mano a mano con Ocampo para conocer en profundidad su mirada de esta problemática histórica en la provincia.

Patricia, ¿cómo surge la campaña?

Nace luego de un accidente en la provincia de Misiones, en 2013, en la localidad de Aristóbulo del Valle. Un conjunto de tareferos iba al yerbal arriba de un camión en mal estado, con sus hijos -había 14 menores- y sufren un accidente, donde pierden la vida ocho trabajadores tareferos y tres chicos. Ahí es donde nace esta campaña específica, porque desde Un sueño para Misiones veníamos trabajando en otras actividades, haciendo bibliotecas populares, por ejemplo. Este accidente fue el disparador porque, paradójicamente, ese año el mate fue declarado Infusión Nacional. Parece mentira que cueste tanto reconocer que detrás de su producción hay pobreza extrema, trabajo infantil y explotación laboral.

¿Cuáles fueron las acciones que llevaron a cabo?

Iniciamos con una campaña en Change.org para que en la provincia se convoque una Mesa Provincial para abordar este tema, aunque no tuvimos resultados. También lanzamos una campaña de difusión en redes sociales para concientizar. Lo hicimos desde la indignación, desde el dolor. Tuvimos la suerte de que muchos famosos se prendieran con el eslogan, y eso nos dio amplitud en la llegada del mensaje. Después los medios de comunicación cumplieron un rol muy importante, nos hacían entrevistas en diarios nacionales e internacionales. Pero bueno, no nos quedamos ahí. Nos pusimos a trabajar en un proyecto de ley para certificar productos libres de trabajo infantil, que buscamos impulsar desde hace unos años en la Cámara de Diputados de la Nación.

"Los dueños de las tierras y las empresas inciden mucho en la política" 

¿De qué se trata ese proyecto de ley?

Es un proyecto en el que buscamos empoderar al comprador. Hoy en una góndola el consumidor no puede saber si la yerba que compra está producida con trabajo infantil. La información disponible es a nivel alimentario o nutricional. Lo que nosotros pedimos con este proyecto es que los productos avancen hacia una mejor certificación en este sentido, con un sello que marque que esa yerba no fue producida con trabajo infantil. Buscamos una trazabilidad más precisa para que el consumidor tenga una percepción social del producto. ¿Por qué? Porque detrás hay trabajadores, hay niños trabajando, hay familias que están empobrecidas porque las empresas no les pagan los sueldos como corresponde. Dijimos: si el Estado no puede hacer esa transformación, ni tampoco le interesa hacerlo a las empresas, vamos a hablarle al consumidor.

¿Y en qué estado está ese proyecto de ley?

El proyecto perdió estado parlamentario dos veces. Este año lo volvimos a presentar con el diputado Carlos Selva. Todavía no se trató en Comisiones, así que desde la organización seguimos esperando. Supuestamente había interés en tratarlo pero nunca pasó nada.

"Hablamos de chicos que se levantan a las cuatro de la mañana con sus padres para ir al yerbal"

¿Hay datos actualizados del trabajo infantil en los yerbales de Misiones?

No. Los últimos estudios los hizo la universidad de Misiones, que tiene algunos números al respecto, como por ejemplo que los hijos de los tareferos comienzan a trabajar en los yerbales entre los 5 y 13 años. Pero no hay mucho más, y ese es nuestro reclamo. Si uno no tiene un mapa estadístico, no se puede saber cómo incidir en los puntos a solucionar. Pero bueno, lamentablemente es una provincia donde los dueños de las tierras y las empresas inciden mucho en la política. 

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¿Y cuánto incide el factor “cultural” en la problemática del trabajo infantil? Se dice que muchas familias naturalizan que sus hijos trabajen en las cosechas por una cuestión de tradición.

A muchas familias no les queda otra más que llevar a sus hijos al yerbal, porque estamos hablando de subsistir en el día a día. Como es un trabajo “a destajo” necesitan más manos para que cosechen. También sucede que, si no los llevan, cuando los padres se van a cosechar esos chicos se quedan en sus casas, a veces solos expuestos a accidentes hogareños, a veces cuidados por otros hermanos mayores, lo cual también implica trabajo infantil. Cuando se habla de lo cultural...las cosas culturales que están mal se cambian. Antes la violencia de género o el trato hacia la mujer era diferente. Los que te dicen que el problema no es grave porque “es cultural”, es porque ellos están durmiendo con calefacción en sus casas, abrigados. No están en un yerbal subsistiendo para vivir. Hay que ser muy cuidadosos con esas cosas. No estamos hablando de chicos que “ayudan” en la casa, sino de chicos que se levantan a las cuatro de la mañana con sus padres para ir al yerbal, y que después no van a la escuela.

"Hay que nivelar para arriba, que estos trabajadores puedan ganar bien, que el sistema les dé dignidad"

Al mismo tiempo, eso los condiciona en sus trabajos futuros.

Vos tenés que ver el lugar donde están. Muchos empezaron a trabajar muy chicos y hoy tendrían que estar en la secundaria o en la universidad, pero no lo van a hacer, no lo van a lograr. Entonces mañana van a hacer un trabajo precarizado.

Foto: Campaña Me gusta el Mate sin Trabajo Infantil

A veces estas situaciones se suelen confundir -malintencionadamente o no- con la idea de incorporar la “cultura del trabajo” del campo desde chicos. ¿Qué pensas cuando algunos actores del agro argumentan cosas por el estilo?

Mirá yo creo que hay una parte, y es muy fuerte lo que te voy a decir, que es hipócrita en este país. Si sos un ingeniero agrónomo, por ejemplo, no podés opinar así. Tenés que saber en profundidad qué les pasa a estos trabajadores rurales en nuestro país. Hay gente que te dice “yo trabajé de chico”. ¡Pero vos eras hijo del patrón! Y si no eras hijo del dueño, tenías un pedazo de tierra o algo similar. Acá estamos hablando de gente que vive en asentamientos, que cuando va a trabajar lleva lonas para dormir.

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¿Pensas que esa postura viene por desconocimiento?

Yo creo que la explotación laboral tiene varios componentes y este es uno de ellos: la negación del otro. Decile a ese ingeniero agrónomo que mande a su hijo a trabajar al yerbal como trabajan los tareferos. No lo va a hacer, porque él se pudo preparar y conoce sus derechos. Entonces creo que hay que nivelar para arriba, que estos trabajadores puedan ganar bien, que sus hijos no necesiten acompañarlos, que el sistema les dé dignidad a esos trabajadores.

"Nuestros políticos no estuvieron a la altura en todos estos años"

¿Qué significa ser tarefero en Misiones? Es decir, ¿cómo está visto socialmente?

Mirá, para los tareferos es un orgullo hacer lo que hacen, porque cosechan “el oro verde”, como dicen acá. Pero también hay cierta idea de que eso “es lo que les tocó”; ser tarefero es algo que se hace de generación en generación. Después, desde la sociedad creo que se los mira con mucho prejuicio, porque eventualmente reclaman, levantan la voz, cortan rutas o se manifiestan y son tildados de “vagos” que no quieren trabajar.

¿Hay discriminación?

Hay unos estudios muy interesantes de la Universidad de Misiones donde se cuenta que ellos se reúnen comúnmente en “barrios de tareferos”. A veces tienen vergüenza de ir a relacionarse con otra gente porque hay mucha discriminación a la pobreza en sí. Te duele muchísimo eso. Hay chicos adolescentes que por ahí quieren ir a un baile, como todos, pero pareciera que si ellos van, son vagos. Me indigna que seamos tan livianos cuando tenemos que hablar de otros, porque las realidades de cada uno son diferentes, y nadie quiere ser pobre, nadie quiere ser explotado, nadie quiere no tener abrigo y no tener para comer. Nuestros políticos no estuvieron a la altura en todos estos años. La política va por un lado y las necesidades de la gente por otro.

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