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Comercialización

Los desafíos de los mercados frutihortícolas después de la pandemia

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|Internacional|

¿En qué se parecen y en qué se diferencian los distintos mercados mayoristas de productos frescos a nivel mundial? ¿Es lo mismo un “abasto” en Europa que en América Latina o Asia? ¿Qué lugar asumieron con la pandemia por COVID-19? ¿Es necesario potenciarlos? ¿Cómo?

Estas son algunas de las preguntas que intentará responder el estudio llevado adelante por el Centro de Inversiones de la FAO junto a la Unión Mundial de Mercados (WUWM, por sus siglas en inglés), donde se analizará el funcionamiento de 35 mercados de más de 30 países, con encuestas y entrevistas a dirigentes y operadores que integran desde estructuras tradicionales hasta instalaciones modernas y multifuncionales. 

El estudio tiene por nombre Mejora de los mercados mayoristas de alimentos para la resiliencia del sistema alimentario en el siglo XXI y sus resultados serán presentados el próximo mes.

El Centro de Inversiones es un brazo de la FAO que participa en el “diseño de inversiones cruciales para la agricultura” a través de programas impulsados junto a socios económicos como el Banco Mundial, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) o el Banco Africano de Desarrollo (BAD), entre otros. Temáticas como la producción, el acceso a los alimentos y la agrologística, donde los mercados mayoristas ocupan un rol protagónico, interesan especialmente al Centro.

El nuevo y moderno mercado de Uruguay, en febrero de este año.

Durante los últimos años, ese brazo de la FAO identificó que existía -a nivel público y privado- cierto desconocimiento respecto a cómo funcionaban, qué rol cumplían y cuán necesarios eran realmente, de cara al futuro, los mercados mayoristas. Ese desconocimiento dificultaba la llegada de inversionistas que potenciaran dichas estructuras. La mayoría de los proyectos resultaban “demasiado complejos” y los procesos de inversión “poco claros”, según diagnosticaban desde el área.

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“Para que haya inversión se tiene que entender qué es una central de abastecimiento, cuál es su metodología, así como también qué significa modernizarla. Son pautas fundamentales”, dice a Revista InterNos Eugenia Carrara, secretaria de la Unión Mundial de Mercados, que agrega que el estudio surge, en parte, porque "no había una estandarización internacional sobre la importancia de tener infraestructuras para abastecer productos frescos”.

Puesto de papas en la Central de Abasto de la Ciudad de México.

En una primera etapa se trabajó en la recolección de datos de 35 mercados a nivel mundial. Actualmente esa información está siendo relevada y sistematizada para elaborar “líneas de desarrollo” para cada mercado según su región y sus necesidades particulares.

Este último punto es importante, ya que cada continente -cada país, cada provincia- tiene mercados con características disímiles entre sí: volúmenes operados, zonas de abastecimiento, cantidad de compradores, cercanía con áreas productivas. Esto hace que los requerimientos, y por tanto las dimensiones del negocio, sean diferentes en cada caso. No obstante, el objetivo es fomentar la llegada de capitales al sector, limitar los riesgos financieros y lograr la eficiencia operativa en proyectos futuros.

“La ambición es proponer para los países emergentes y en transición un modelo de desarrollo menos costoso y más eficiente (...) Intentamos tener en cuenta las necesidades de estos países, que suelen estar lejos de los problemas a los que se enfrentan los mercados modernos de Europa y Asia”, señalan desde FAO.

Mercado de Río Cuarto, Córdoba.

El estudio indaga sobre el tipo de gestión de los mercados (públicos, privados, mixtos), cantidad de operadores, volumen y variedad de productos comercializados, dimensión del predio, nivel de tecnología incorporada, accesibilidad, políticas de sanidad e inocuidad, incidencia de productores locales, tratamiento y/o procesamiento del descarte, entre otras cosas.

Argentina participó a través del Mercado Central de Buenos Aires, el mayorista más importante del país. Si bien todavía no están publicados los resultados oficiales, Joaquín Pérez Martín, consultor del proyecto, adelantó a InterNos algunas conclusiones del caso.

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“El Central se destaca por la gran superficie para la operación mayorista no utilizada, y la posibilidad de expansión que eso significa. También se destaca por el programa de recuperación de alimentos y de compostaje que posee, con un muy buen trabajo con comedores sociales”, señaló Pérez Martín. 

Y agregó: “Sí vimos que está estancado en su operatoria desde su inauguración, y va perdiendo incidencia en la formación de precios como mercado de referencia. Todavía tiene un gran potencial para crecer. En lo frutihortícola, en otros sectores alimenticios, en productos agroecológicos”.

Foto: Mercado Central de Buenos Aires.

La investigación comenzó a cranearse previo a la pandemia; la llegada del COVID-19, sin embargo, terminó de definir el valor de la acción. Es que los sistemas de producción y distribución de alimentos fueron fundamentales para garantizar el abastecimiento cuando, en medio de la incertidumbre de los primeros meses de expansión del virus, la situación sanitaria exigía restricciones totales a la circulación de personas y bienes.

“A nivel mundial hubo una disrupción en la cadena de suministros alimentarios y las personas se dieron cuenta hasta qué punto es importante tener una red resiliente y sólida de abastecimiento. Los Estados que no son fuertes en esto tuvieron mucha más volatilidad en los precios, por ejemplo. Si bien el estudio se había planteado para hacer desde antes, se produjo un mayor interés por todo lo que llamamos ‘seguridad alimentaria’ e incluso por la transición hacia dietas también más saludables, con menos productos procesados”, dice Eugenia Carrara.

Productos de cuarta gama en Mercabarna, Barcelona, España.

“Los mercados mayoristas son infraestructuras a revitalizarlas, fortalecerlas. Es necesario invertir en ellas para que se adapten al funcionamiento actual en un mundo post-covid. La expectativa es que esta investigación deje establecidas las líneas de desarrollo para los próximos años”, dijo Pérez Martín.

Llegados a este punto es importante señalar que esta investigación tiene como precedente inmediato la articulación entre la Oficina Regional de FAO para América Latina y el Caribe y la  Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (FLAMA), quienes desde 2018 establecen agendas de trabajo conjuntas con el fin de mejorar y modernizar los mercados que abastecen a unas 170 millones de personas.

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Esta experiencia positiva fue clave para que se imitaran ciertas acciones a escala global. Así fue que se lanzó esta investigación entre el Centro de Inversiones de FAO y la WUWM, quien facilitó el acceso a su red de mercados afiliados tal como hiciera FLAMA en Latinoamérica y el Caribe.

Día de compra en el Mercado de Villa María, Córdoba.

A nivel regional, este año FLAMA y FAO también están trabajando en una investigación para indagar en cuatro temáticas asociadas a mercados mayoristas: modelos de gestión; información respecto a la calidad nutricional incorporada en los productos comercializados; circuitos cortos de comercialización y prácticas de economía circular. De esta última encuesta, la única participación a nivel nacional fue protagonizada por el Mercado de Productores y Abastecedores de Santa Fe.

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“Mientras en algunos sectores se piensa que la actividad tiene fecha de vencimiento en cuanto al rol de los mercados, nosotros creemos que no. Que tiene un potencial enorme. Sí tenemos que incorporar tecnología, nuevas tendencias, mejorar estructuras y garantizar bioseguridad en un mundo post-pandemia”, dijo Raúl Giboudot, secretario general de FLAMA, a InterNos.

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